Es la primera vez que la banda española Duncan Dhu llega al Perú, pero los ochenteros nostálgicos llevan décadas esperándolos. Desde la aparición de su primera placa, en 1984, Mikel Erentxun y Diego Vasallo no han dejado de hacer música, aunque desde el 2001 por separado. Sin embargo, en el 2013 se reencontraron e iniciaron una gira que los ha traído hasta aquí: una deuda que tenían con sus fans.
¿Qué cambió en la música desde los 80 hasta ahora?
Diego: Uno de los cambios más drásticos fue la aparición de las nuevas tecnologías y la forma de consumir música. El CD ha pasado a ser algo obsoleto y el consumo de música se hace por Internet. Eso cambió la forma de grabar discos y las inversiones de las discográficas.
¿Ese cambio es positivo para los músicos?
Mikel: No. Puede parecer que sí porque una banda que empieza no necesita de los medios. Puede grabar, editar discos desde casa, colgar o en la red y volverse famosa. Pero eso ocurre una de cada millón. Todo eso ha llevado a una vulgarización y frivolización de nuestro trabajo, es decir, ahora la música es un bien de usar y tirar porque es tan fácil acceder a ella que ha perdido el peso específico que tenía antes.
Diego: Además, se dedica muy poco tiempo a escuchar un disco entero. La gente no termina una canción. Por otro lado, se ha desprofesionalizado.
¿Se hizo más difícil que en la década del 80?
Mikel: Es más difícil. Nosotros lo hacemos, pero somos privilegiados. Se vende muchísimo menos música, ese era uno de los porcentajes más importantes que generaban dinero, con lo cual también se recibe menos por derechos de autor. Todas las tecnologías además favorecen a la piratería. Todo ha ido en contra del negocio.
¿Ahora se tiene que salir de gira mucho más para conseguir el dinero que antes llegaba por otros medios?
Mikel: Lo único que no se puede piratear ahora es tener al grupo delante de ti. Tal vez antes habían grupos que no tocaban y ahora tienen que. A nosotros no nos ha afectado porque siempre hemos tocado. No tocamos ahora más que antes. Los Beatles ahora la pasarían mal, que en su tiempo decidieron no tocar más en vivo y dedicarse solo a grabar discos.
¿A la gente le gusta los reencuentros?
Mikel: Cuando estás 12 años sin trabajar juntos, sí, pero no veo esto como un reencuentro. De repente un día nos apeteció volver a grabar y lo hicimos.
¿Qué hizo que tuvieran ganas de grabar?
Mikel: Teníamos algo que decir. Volvimos a hablar el mismo lenguaje musical, a compartir gustos. Diego y yo somos muy cambiantes. La mayoría coincidimos, pero una temporada larga escuchábamos o queríamos cosas distintas. Por eso decidimos parar. Y de repente un día nos dimos cuenta que nos apetecía volver a trabajar juntos.