Nueva York, 17 Feb 2015 (AFP) /strong>.- En su sala de exposición en Nueva York, cuatro libros colocados sobre una mesa de madera dicen más que mil palabras de las pasiones de Tommy Hilfiger: moda, cultura pop estadounidense, rock y Grace Kelly. “Pongo en mis colecciones lo mejor de Estados Unidos”, explica.
La marca de este diseñador estadounidense, rey del estilo “preppy” casual y elegante, cumple este año 30 primaveras con un palmares envidiable: 1.400 tiendas en 90 países de los cinco continentes, 6.400 millones de dólares en ventas al por menor en 2013, colecciones para hombre, mujer y niños, accesorios y fragancias.
“Ha sido un camino largo, un viaje largo, y estoy agradecido de que hayamos sido capaces de mantenernos en el negocio durante tres décadas”, confiesa el diseñador desde su estudio al borde del Hudson, en Manhattan, en una entrevista con la AFP.
Con motivo de este aniversario, ofreció el lunes un espectacular desfile en la Semana de la Moda de Nueva York, como sólo él sabe ofrecer, inspirado esta temporada en el fútbol americano.
Hijo de un relojero y una enfermera y el segundo de nueve hermanos, Hilfiger, de 63 años, es modesto pese a su gran éxito.
Es rico, famoso y afirma haber cumplido todos sus sueños. ¿Qué lo motiva todavía?
“Creo que es la idea de hacerlo mejor cada vez”, dice. “En cada colección quiero hacerlo mejor que la última vez. Y queremos seguir evolucionando, sin dejar de ser lo que representamos como marca. Somos el estadounidense clásico relajado, somos divertidos, jóvenes y dinámicos”, asevera.
Creció en la década de los 50 en Elmira, una pequeña ciudad del norte del estado de Nueva York, donde aprendió a amar lo que según él representa “lo mejor de Estados Unidos”.
“Si uno piensa en Hollywood, en la música, quizás en Miami, en Nueva York, en Coca-Cola. Si uno piensa en Apple, Microsoft, en los M&M’s, en el béisbol, en todas esas cosas estadounidenses. Hay algo diferente del resto del mundo. Y que pongo aquí”, explica, señalando su frente. Luego “las pongo en mis colecciones”.
- Amigo de Andy Warhol –
“Andy Warhol es uno de mis grandes mentores. Era un héroe, un amigo cuando me mudé por primera vez a Nueva York. Miraba lo que él hacía. Lo vi integrar moda, arte, música, entretenimiento y fama a su arte. Y eso es lo que hago. No se trata sólo de moda”, explica.
En la víspera de su desfile, el ambiente en su estudio minimalista, y donde prima el blanco, es tranquilo aunque concentrado. Él lleva puesto un suéter azul rey, jeans y anteojos con un grueso marco negro.
Le gusta el rock clásico, “The Beatles, Stones, The Who”. Cita a Superman cuando se le pregunta cuál es su superhéroe favorito, y a Martin Luther King cuando se le pregunta sobre su verdadero héroe. Cuenta que acaba de leer la biografía de Steve Jobs.
Con una familia de origen irlandés, recuerda que ha recorrido mucho para lograr el éxito. “Al principio, lo hacía todo yo mismo. Dibujaba cada pieza, vendía la colección, la fabricaba, lo hacía todo. Y luego, en el camino, encontré socios”.
Su grupo fue comprado por 3.000 millones de dólares en 2010 por Phillips-Van Heusen, quien es también dueño de Calvin Klein. Pero sigue siendo el principal diseñador.
“Quiero seguir renovando la marca, mantenerla viva (…) Pero al mismo tiempo debe cambiar, y es eso lo más inspirador, la capacidad de cambiar continuamente, ya que eso es la moda”, afirma Hilfiger.
Recientemente anunció la apertura de un espacio de venta totalmente digital y “revolucionario” en Amsterdam para sus clientes mayoristas, y en marzo va abrir una boutique en París, en los locales de un antiguo banco en el bulevar des Capucines.
Y como si no estuviese suficientemente ocupado, este padre de cinco niños de dos matrimonios, espera participar “de una u otra forma” en la primera Semana de la Moda consagrada a los hombres en julio en Nueva York.
Hasta se da tiempo para escribir sus memorias: “Tratan sobre toda mi vida. Decidí hacerla ahora porque si espero quizá olvide lo que quería decir”, dice con una sonrisa.