En diciembre de 2013, el diario inglés Daily Mail había contabilizado al menos 200 aplicaciones de cirugía plástica disponibles en Google Play y App Store, presentando al rubro como uno de rápido crecimiento.
En ese entonces, igual que ahora, las hay de varios tipos: para nariz, para busto, para liposucción y para una intervención total. Estas apps utilizan la tecnología de reconocimiento facial para retocar las inevitables consecuencias del envejecimiento. Pero esto no es lo último en el área.
La empresa MirrorMe3D, fundada por la cirujana plástica Carrie Stern, escanea en tres dimensiones la cara u otras partes del cuerpo de los pacientes y las imprime en diferentes tamaños. Los modelos muestran cómo se verá alterada la apariencia de la persona luego de la intervención y así la ayudan a decidirse por los cambios.
“A los pacientes no se les da bien el entender las simulaciones en 3D en la pantalla de una computadora”, indicó Stern.
El costo de las impresiones 3D van desde US$ 60 por una versión pequeña del rosto hasta US$ 300 si se lo prefiere en tamaño natural. Stern dijo al sitio Quartz que algunos clientes han solicitado bustos de sí mismos (cuyo precio también es de US$ 60) como regalos para cónyuges y amigos.
El Cronista Comercial de Argentina
Red Iberoamericana de Prensa Económica