(Bloomberg).- Como ya se habrá imaginado, su automóvil lo espía. Encienda un nuevo modelo y este actualizará más de 100,000 puntos de datos, incluidos detalles más bien personales como el peso del pasajero del asiento delantero. El sistema de navegación registra cada kilómetro y recuerda su ruta al trabajo.
El cerebro vehicular es lo suficientemente inteligente como para ayudarle a evitar embotellamientos o a conseguir un estacionamiento, y pronto será capaz de registrar no solo sus itinerarios, también podrá identificar sus patrones de compra por internet.
El automóvil conectado podría convertirse en una maravillosa ventaja o bien en una pesadilla invasiva, dependiendo de su tolerancia. Para los fabricantes de vehículos, podría ser una mina de oro, por lo que el sector está creando firewalls para mantener a empresas de la talla de Google Inc. y Apple Inc. a raya –con la esperanza de que uno se mantenga lejos de sus teléfonos y aplicaciones mientras maneja.
“Todos están intentando controlar las pantallas en el vehículo”, dice Tony Posawatz, máximo responsable de la empresa consultora Invictus iCar y uno de los desarrolladores del Chevrolet Volt. “Hay un enorme valor en los datos e intentan averiguar cómo obtenerlos”.
La batalla por el panel de instrumentos es cada vez más intensa, ya que la tecnología de cabina avanza a pasos agigantados. Una vez que los vehículos autónomos sean la norma, las personas tendrán suficiente tiempo libre para convertirse en verdaderos consumidores móviles. (Por supuesto, eso podría parecer un poco más lejano tras la reciente muerte de un propietario de un vehículo Tesla Model S que estaba usando el sistema de piloto automático).
Ford Motor Co. y otros ya están buscando la forma de limitar el acceso de Google y otros compañías del rubro a los jugosos datos que se recopilarán una vez que millones de personas empiecen a realizar sus compras desde los asientos de sus automóviles.
“No estamos en posición de entregar nuestros vehículos a una experiencia de Google o Apple*”, dice Don Butler, director ejecutivo de *Ford para el área de vehículos y servicios conectados. “Queremos asegurarnos de que nuestros clientes tengan la oportunidad de dar su consentimiento informado” sobre cómo se utiliza la información ligada a sus hábitos. “Y queremos compartir cualquier valor creado”, agrega.
Ford, BMW AG, General Motors Co. y otros han desarrollado o adquirido sistemas especiales que permiten alojar y supervisar aplicaciones de terceros. Varias marcas, entre ellas Chevrolet y Ford, decidieron permitir a los conductores incorporar sistemas creados por Apple y Google – Apple CarPlay y Android Auto – sin que las empresas de tecnología puedan acceder a la información personal del conductor o a los diagnósticos del vehículo.(Esto funciona igual en ambos sentidos: por ejemplo, como las funciones de mapas, mensajería y audio de CarPlay son operadas en gran parte a través del mismo teléfono, la información que puedan registrar las aplicaciones no estará disponible en el computador del vehículo).
La respuesta de Ford se llama AppLink, aplicación que Toyota también utiliza; permite que el vehículo pueda ejecutar 90 aplicaciones telefónicas sin la necesidad de usar CarPlay o Android Auto. Si los conductores lo desean, pueden vincular esos sistemas operativos a las pantallas del vehículo sin que rivales tecnológicos puedan extraer los datos del automóvil.
Capacidades de mapeo.
El año pasado, los fabricantes de automóviles BMW, Daimler AG y Volkswagen AG, se unieron para comprar el negocio de mapas digitales de Nokia Corp., llamado Here, por US$ 3,100 millones. Alibaba Group Holding Ltd., cuyo sistema operativo YunOS conecta teléfonos, tabletas y relojes inteligentes, trabaja en posibles acuerdos con fabricantes de vehículos chinos para conectarse también con automóviles.
Mazda Motor Corp. ayudó a financiar el desarrollo de una red llamada OpenCar, que dará a conocer acuerdos con otras empresas a finales de este año, dice Bryan Mistele, máximo responsable de la compañía de software Inrix, que adquirió OpenCar en marzo.
Todos los fabricantes de automóviles, dice, “están preocupados por Google y Apple”.
Y con razón, ya que están desarrollando vehículos o bien una tecnología autónoma propia y son expertos cuando de servicios conectados se trata. Casi todo el mundo tiene un smartphone a su disposición en todo momento, incluso mientras maneja.
Aplicaciones en el automóvil.
Entre las decenas de aplicaciones populares para quienes usan automóviles se encuentran: Waze de Google, un programa respaldado por publicidad y de funcionamiento colectivo que ofrece direcciones para evitar congestiones en el tráfico; Yelp, que proporciona ubicaciones y reseñas de negocios locales; y Spotify, que transmite música en tiempo real.
Si en última instancia, lo que los fabricantes de automóviles ofrecen en el tablero de instrumentos no está a la altura, los automovilistas se quedarán con sus teléfonos móviles. Las automotoras no son tan buenas en materia de aplicaciones y contenido digital como las empresas de tecnología, dice Eric Noble, presidente de la consultora CarLab. “¿Cuáles son las probabilidades de que los fabricantes de automóviles desarrollen algo que pueda competir con un teléfono? Están persiguiendo un arco iris”.
Interés para las aseguradoras.
Waze ya escudriña en los datos personales que se encuentran en los teléfonos y muestra en pantalla anuncios emergentes a sus 50 millones de usuarios en todo el mundo, dice Julie Mossler, directora de marca de Waze. Este grado de intromisión es la razón por la cual David Fuller, un contratista de San Antonio, dijo haber eliminado Waze tras un día de uso. Tampoco le gustan las distracciones de los anuncios emergentes. “Eso es tan malo como enviar mensajes de texto”.
Las compañías de tecnología no son las únicas que están interesadas en los datos. A las aseguradoras les encantaría tener información de primera fuente sobre un conductor – podrían cobrar más si comprueban que el conductor tiende a conducir a alta velocidad. Tanto Ford como GM harán un seguimiento de este tipo de estadísticas y se las darán anónimamente a las aseguradoras, lo que permitirá que un consumidor pueda contactar a su compañía de seguros si sus hábitos de conducción reducen las primas.