Si bien antes aquellos jóvenes con potencial que querían cambiar el mundo ingresaban al sector de tecnología y los que solo buscaban dinero ponían la miran en Wall Street; ahora es al revés, al menos, para Colin Fan, uno de los jefes de banca de inversión de Deutsche Bank.
Leonid Bershidsky reconoce que la pregunta de si Silicon Valley es la nueva Wall Street es realmente polémica. De hecho, algunos comentaristas experimentados descartan esa posibilidad.
Pese a ello, para el comentarista de Bloomberg, los nombres de Silicon Valley y Wall Street se mencionan cada vez más en la misma frase en respuesta a algunas áreas en las que se han enfrentado. La primera es la guerra que se desata a la hora de captar talento; la segunda, el predominio masculino; la tercera, el desprecio por las reglas.
Coincidencias
En lo que a personal talentoso se refiere, tanto los bancos como las tecnológicas buscan programadores de primer nivel y no estiman recursos para atraerlos. Bershidsky dice -en un artículo de Bloomberg- que, en muchos casos, la industria más joven ofrece mejores sueldos y condiciones de trabajo que los bancos en extremo regulados.
En efecto, recientemente un emprendimiento de Silicon Valley ofreció US$ 250.000 más acciones a ingenieros para disuadirlos de acudir a Wall Street, el monto suponía más del doble del promedio salarial del sector. Una cantidad nada despreciable para alguien que desea insertarse en el mundo laboral con el pie derecho.
Pero las tecnológicas no solo apuntan a los programadores, también buscan profesionales para conformar equipos propios de fusiones y adquisiciones para sortear los bancos de Wall Street, recuerda Bershidsky. Así Adrián Perica, actual jefe de fusiones y adquisiciones de Apple, se desempeñó anteriormente en Goldman Sachs.
Otra similitud corresponde a una cultura de predominio masculino. Hace poco, Satya Nadella, máximo responsable de Microsoft, manifestó que las mujeres que consideran que su salario es bajo deberían “confiar en el sistema y el buen karma llegará solo”. Un consejo poco alegre para muchos observadores.
El autor del artículo de Bloomberg refiere que, además, está el desprecio por las reglas que ostentan ciertas firmas. Digamos, el Better Business Bureau acusó a Uber de cobrarles a los pasajeros una tarifa más alta de la ofrecida en un inicio.
Embajadores
El comentario de Leonid Bershidsky va más allá. Refiere que ahora se considera que Google y otros titanes tecnológicos de Estados Unidos son embajadores del gobierno de ese país, del mismo modo en que lo fueron Goldman Sachs y sus pares hasta hace poco.
En palabras del analista, “la opinión pública aún está dispuesta a mostrarse tolerante con las tecnológicas porque hacen una visible contribución al cambio de nuestra forma de vida y porque los genios tecnológicos son más divertidos que los financistas rígidos. Eso no significa, sin embargo, que los papeles públicos de dos sectores inundados de dinero no puedan revertirse algún día”.