(Bloomberg).- La idea sin duda es audaz: evitar el tráfico en las ciudades congestionadas volando sobre él. Rápido, silencioso, limpio, barato.
Este concepto –que requiere un nuevo tipo de vehículo a batería con despegue y aterrizaje vertical (VTOL por sus siglas en inglés)- es propio de Silicon Valley hasta la médula en lo referente a la autoliberación y la mayor eficiencia.
Estos vehículos eléctricos operarían desde “vertipuertos” situados en los alrededores de las zonas urbanas, sobre todo en las terrazas de los edificios y, en algún momento del futuro, dejarían de estar tripulados por humanos.
“En la jerarquía nerd de necesidades, el auto volador está en los primeros puestos junto con los cerebros descargables y una holocubierta viable”, informó el año pasado Bloomberg Businessweek en un perfil de las aspiraciones aeronáuticas del cofundador de Google, Larry Page, y la búsqueda, aparentemente sin fin, del vuelo personal. Pues bien, los nerds siguen en eso.
Uber Technologies Inc. reveló los primeros pasos de su visión sobre los viajes aéreos esta semana al anunciar cinco compañías asociadas con diversas especialidades destinadas a hacer que este clásico de la ciencia ficción sea económico y común.
Se prevé que las primeras pruebas se realizarán en el 2020 en Dallas y Dubái, dos ciudades con congestionamiento de tránsito donde los intereses de la aviación tienen gran influencia.
“Si uno no siembra las semillas para dentro de cinco o 10 años, no tendrá compañía en cinco o 10 años”, dijo Jeff Holden, director de producto de Uber.
Muchas startups quieren acelerar la llegada del día en que todos tengamos un auto volador, pero Uber y sus socios consideran que un taxi aéreo es el primer paso lógico. En octubre, la empresa dio a conocer un libro blanco para hablar de sus puntos de vista sobre el transporte aéreo urbano a pedido.
Sin embargo, aun con una incursión limitada en el mundo de Los Supersónicos y Blade Runner, es difícil exagerar la cantidad de cosas que deben lograrse, tanto en el terreno normativo como en el técnico, antes de que alguien pueda llamar un taxi que pasa volando.
Nadie ha construido una nave del tipo que prevé Uber, mucho menos una que transporte a tres o cuatro personas silenciosamente con baterías que muevan múltiples rotores de propulsión. La tecnología de baterías necesita años de avances para ser más pequeña y liviana, dos atributos cruciales para un VTOL eficiente.
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Ni siquiera la sencilla cuestión de dar a esas cosas un nombre es tan simple después de todo. ¿Auto volador? No, la futura nave multicolor no se parecerá en nada a un automóvil. Ni tampoco es un helicóptero más pequeño y de tecnología más avanzada.
Y cualquiera sea el consenso con respecto a la nomenclatura, dados los gastos –Uber sugiere un costo de largo plazo de unos US$ 200,000-, es improbable que un gran número de automovilistas cambie sus autos terrestres por transporte aéreo.
De hecho, en un principio esos vehículos podrían ser demasiado exóticos hasta para las flotas de taxis que recorran el cielo. Dado el énfasis que se pone en ofrecer viajes aéreos al menor costo posible, para convertirlo en un servicio masivo, un puente aéreo parece más idóneo para tener tarifas más baratas.
Y cualquier nueva aeronave a su vez requerirá nuevos estándares, nuevas normas, nuevas certificaciones oficiales de esos estándares, así como pruebas de software, dado que se necesitarán programas para ayudar a comandar la aeronave.