(Bloomberg).- Quizá usted es de los que siempre tienen la intención de enviar tarjetas de agradecimiento. Quizá incluso las compone en su mente y, sin embargo, cuando llega el momento de hacerlo realmente, no tiene estampillas o la oficina de correos está cerrada o se quedó atascado en el aeropuerto sin su papelería.
Quizá este no es el tipo de cosas que delega a su asistente, quien tiene mucho mejor caligrafía que la suya. O quizá simplemente no le gusta lengüetear el pegamento de los sobres.
Vaya a Bond, startup de Nueva York fundada en el 2013, que lo hará todo por usted, incluso con su propia caligrafía.
“La molestia no hace que algo sea más amable”, dice Sonny Caberwal, fundador y máximo responsable ejecutivo de la empresa. “El contenido de la tarjeta es lo que la hace amable. Pero están todos estos puntos de fricción en el proceso”.
[Foto: Bond]
La compañía se inició como un sencillo servicio de regalos, con una opción que permitía enviar una nota manuscrita que acompañaba el presente. Resultó ser la opción disponible más popular. Caberwal pasó el 2014 perfeccionando una nueva tecnología con su máximo responsable tecnológico, Kenji Larsen, desarrollando sistemas de hardware y software que pudieran recrear la imagen y el sentimiento de una nota escrita a mano. Crearon su propio hardware, una máquina de escribir con brazos robóticos que sostienen un bolígrafo, un pincel o un marcador.
Descargue la versión básica de la aplicación de Bond y podrá teclear un mensaje, elegir una tarjeta y un estilo de escritura a mano –que va desde la desordenada cursiva “Gramercy” hasta la limpia “Hudson” completamente en mayúsculas– y subir su firma y dirección. Luego todo lo demás, desde el franqueo, el armado del sobre, el cierre y la entrega, lo realiza Bond.
Desde hace poco, la empresa ofrece un servicio de conserjería como parte de Bond Black que, además de digitalizar su propia escritura a mano, le ayudará a encontrar direcciones, notas en el calendario, enviar recordatorios y a agilizar las entregas.
Por US$ 1,500 puede obtener su escritura a mano digitalizada, tener sus artículos de papelería grabados y enviar 125 notas, incluyendo los gastos de envío y el servicio de conserjería por un año. (Para obtener su escritura a mano digitalizada, debe entregar muestras de su propia caligrafía que luego es replicada por las máquinas).
Elated or enraged? Send a free, handwritten note to
— Bond (@BOND) 13 de diciembre de 2016RealDonaldTrump</a> or <a href="https://twitter.com/HillaryClinton">
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Bond tiene 85 empleados y la inversión proviene de una variedad de líderes innovadores, entre ellos Gary Cohn, actualmente ex máximo responsable de operaciones de Goldman Sachs, así como el rapero Nas.
Uno de los primeros inversores, Geoff Bernstein, de Indicator Ventures, dice que le preocupaba que la gente lo encontrara poco auténtico si sabía que sus notas eran escritas por robots, pero pronto descubrió que eso no importaba. “Me di cuenta que no importa quién escriba la nota efectivamente”, dijo. “Lo importante es demostrar a los destinatarios lo que uno siente por ellos o el mensaje que sea”.
E irónicamente, algunos de los usuarios más entusiastas de la tecnología están en las redes sociales, algo que a Caberwal no le resulta extraño. “Existe un valor por las cosas físicas y las cosas digitales y la forma en que conviven en armonía me es fascinante”, dice. “Uno nunca va a usar notas escritas a mano de la manera en que usa Facebook. O, al menos, espero que no”.