Utilidad, diseño, facilidad para usar y entretenido. Estas son las características principales de cualquier aplicación móvil exitosa.
Según Fernando Grados, gerente general de Dominio Consultores, el éxito de una app, reflejado en el número de licencias vendidas, depende de la calidad que está hecho, la facilidad con las que se opera y la utilidad para el usuario.
“El consumidor está ahí y la prueba es que, si le pones un gato de cabeza, se lo va a bajar si es que, para él, ese gato tiene valor”, afirma el especialista.
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Dennis Carranza, gerente de desarrollo de negocios de +1.pe, empresa dedicada al desarrollo de aplicaciones móviles, la utilidad es fundamental para obtener un número considerable de descargas.
“Siempre tienen que ser útiles al usuario final, engancharlo con una necesidad puede ser complicado, pero si un app logra responder a esa necesidad, va a ser 100% útil y se va a valorar mucho la aplicación”, sostiene.
Otros factores de éxito son la facilidad de su uso (una interfaz amigable). “El user experience es actualmente uno de los factores que hacen que la app sea light liviana, rápida de leer, fácil de manejar”, explica.
Una de las tendencias en el mercado de software para dispositivos móviles apunta a que las aplicaciones sean nativas y que solo funcionen con un sistema operativo, ya sea iOS, Android o Windows Phone. “No hay mucho éxito en aplicaciones híbridas”, señala el ejecutivo.
Asimismo, es importante considerar las actualizaciones constantes y la atención personalizada hacia los usuarios.
El recurso humano
Los especialistas coinciden en afirmar que el mercado peruano de desarrolladores de apps todavía no ha desarrollado lo suficiente.
“El gran problema que tenemos es que no tenemos programadores, la academia solamente prepara de analistas para arriba, analistas funcionales, analistas de programación, pero no gente que escriba código y que utilice los nuevos lenguajes de programación”, manifiesta Grados.
“Acá es particular porque no los encuentras todos los días disponibles, sí existe un mercado de desaroolladores pero los mejores son muy pocos”, explica Carranza.