(Bloomberg).- Por más repulsiva que uno pueda considerar la ecrinología, el estudio del sudor y otras secreciones glandulares, este líquido es un excelente portador de los mismos marcadores biológicos que la comunidad médica usualmente recoge de nuestra sangre, orina y saliva. También es el menos invasivo, pues no necesita una aguja, un recipiente ni un hisopo para tomar una muestra.
Comercialmente, el sudor representa enormes posibilidades para algunas startups de biotecnología que ven en las glándulas sudoríparas el mismo tipo de tecnología base que podría originar nuevas aplicaciones de control médico, tal como los chips de silicio ayudaron a abrir el camino a abundantes artefactos electrónicos.
Las posibilidades del sudor son claras: Sujete un sofisticado parche detector de sudor a su brazo y observe los datos detallados de su brote bioquímico luego en una tablet o smartphone que lo alertará sobre un riesgo médico antes de una enfermedad o lesión.
La deshidratación, el estrés, los calambres musculares y la depresión, por ejemplo, son solo cuatro de los numerosos malestares que revelan su presencia con marcadores químicos presentes en la sangre… y en el sudor.
“Abre un mundo completamente nuevo”, dijo Robert Beech, máximo responsable ejecutivo de Eccrine Systems Inc., en relación a los confiables datos bioquímicos derivados del sudor.
Aunque su potencial es brillante, la realidad del sudor es más sombría. Aún persisten importantes obstáculos científicos y de ingeniería antes de que se transforme en una fuente confiable y rentable de datos personales.
El sudor está limitado al tiempo porque comienza a degradarse una vez secretado. También presenta niveles de concentración muy diferentes en cada uno de sus componentes químicos, con muchos extremadamente bajos.
Esto complica los esfuerzos por mantener las muestras de marcadores biológicos, tarea que ha sido desarrollada tradicionalmente por máquinas grandes y costosas, dijo Beech.
Además, el sudor es comúnmente un indicador secundario de acciones que ocurren en el torrente sanguíneo que requieren un rápido trabajo de detección para rastrear una molécula o proteína en particular en el sudor hasta revelar el comportamiento bioquímico original en el organismo que la causó.
Manteniendo a los soldados hidratados
El Pentágono también está muy interesado en el sudor. El Laboratorio de Investigaciones de la Fuerza Aérea de Estados Unidos adjudicó a Eccrine, con sede en Cincinnati, un contrato por US 3.96 millones el mes pasado para impulsar un proyecto a cinco años de “monitoreo y mejora” en tiempo real de tropas terrestres y pilotos.
La compañía fue fundada en el 2013 como resultado de la investigación iniciada por la Fuerza Aérea y un catedrático de ingeniería eléctrica de la Universidad de Cincinnati, Jacob Heikenfeld, cofundador de Eccrine.
El presidente de la firma es un ex integrante del equipo de Mar, Aire y Tierra de la Armada, en tanto otro ejecutivo es un ex piloto de la Fuerza Aérea.
Amplio rango de moléculas
Toda sustancia en nuestra sangre que sea soluble en agua estaría presente en el sudor, una amplia gama de “conductores” que van desde moléculas a proteínas, virus, células virales muertas, metales y toxinas, dijo Beech. En los niños, los exámenes de los niveles de cloruro en el sudor son la prueba estándar para determinar la fibrosis quística.
“Es una frontera totalmente nueva y podría afirmar que el sudor, universalmente poco estudiado… se transformará en un nuevo campo que será estudiado en profundidad durante las próximas décadas”, dijo Beech, prediciendo que el conocimiento sobre la transpiración avanzará y “estará a la altura de la urología y otras ciencias médicas”.