Las ovejas de la fotografía −Debbie, Denise, Dianna y Daisy− tienen nueve años de edad y crecen fuertes y felices en los alrededores de la ciudad inglesa de Nottingham.
Y esto resulta ser una buena noticia para la ciencia, ya que no hablamos de ovinos comunes, sino de clones idénticos de la oveja Dolly.
Junto con otros nueve individuos, también clonados, forman parte del experimento más sólido hasta la fecha para analizar los efectos sobre el envejecimiento en animales clonados mediante la técnica de transferencia nuclear de células somáticas (SCNT, por sus siglas en inglés), la misma que se usó para crear a Dolly.
El estudio, publicado esta semana en la revista Nature Communications, ha sido dirigido por el biólogo Kevin Sinclair, de la Universidad de Nottingham y descarta que la muerte prematura de Dolly estuviera relacionada con la técnica de su clonación.
“Es importante poder investigar estos animales, ya que nunca había sido adecuadamente analizado el proceso de envejecimiento, en términos de salud, de animales clonados. Es básico investigar la seguridad de estas técnicas biotecnológicas para posibles aplicaciones futuras”, declaró Sinclair en el EuroScience Open Forum (ESOF) que se celebra estos días en Manchester, donde fue presentado el estudio.
Miedos y esperanzas a partes iguales.
A principios de este mes se cumplieron 20 años del nacimiento de Dolly, la oveja más famosa de la historia, cuya creación revolucionó la ingeniería genética. Su nacimiento desembocó en miedos y esperanzas a partes iguales; desde ricos que ya se veían clonándose a sí mismos para tener piezas de repuesto a una siniestra visión de un futuro poblado por ejércitos de clones.
Lejos de aquel futuro distópico que anunciaba su nacimiento, Dolly en realidad fue creada con la esperanza de desarrollar animales más sanos y productivos para propósitos agrícolas. No obstante, aquel animal sacudió los mismos cimientos de la ética y la ciencia.
Dolly fue el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta, con la técnica de la SCNT. Creció en el Instituto Roslin (Escocia), donde fue engendrada.
A los cinco años desarrolló una artritis y posteriormente una enfermedad pulmonar llamada Jaagsiekte, por la que tuvo que ser sacrificada a los seis años y medio de edad. Es decir, Dolly se quedó a la mitad de la esperanza de vida de una oveja de la raza Finn Dorset a la que pertenecía.
Esto azuzó a las críticos que veían la clonación como una técnica imperfecta y con un alto número de fracasos, vinculándola directamente a la muerte del animal. El hecho de que fuera creada a partir de una célula de la ubre de un animal adulto de seis años de edad hizo pensar a ciertos sectores que nuevo animal envejecería de forma prematura y por ello desde su sacrificio en febrero de 2003 la duda planeaba sobre las verdaderas causas de su muerte.
Trece clones.
Los científicos de la Universidad de Nottingham analizaron un total de 13 ovejas clonadas, cuatro de ellas idénticas a Dolly, ya que han sido creadas con su mismo material genético, y han concluido que envejecen con normalidad.
En el estudio los autores han llevado a cabo análisis musculoesqueléticos, test metabólicos, medidas de la presión sanguínea, así como exámenes radiológicos de las ovejas clonadas, comparándolos con con un grupo de ovejas nacidas normalmente, sin encontrar diferencias significativas.
Aunque los autores no han podido comparar las ovejas clonadas con animales normales que hayan tenido exactamente de la misma edad y que hayan recibido la misma alimentación, el estudio aporta la mayor evidencia hasta el momento de que los animales clonados envejecen con normalidad.
“Este estudio aporta una perspectiva realista de la futura utilización de la técnica SCNT para generar células madre con fines terapéuticos en seres humanos, así como el desarrollo de animales transgénicos saludables, fértiles y productivos. Si estas técnicas biotecnológicas van a ser utilizadas en el futuro tenemos que seguir poniendo a prueba su seguridad”, concluyó Sinclair.
Diario El Observador de Uruguay
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