La inteligencia artificial (IA) está avanzando rápidamente en la adquisición de habilidades que antes eran consideradas exclusivamente humanas.
Ya sea que se trate de superar a los maestros en el antiguo juego de Go o mejorar la conducción autónoma, las muchas nuevas formas de inteligencia informática nos están haciendo reflexionar como especie.
La IA es real y es el próximo gran avance en nuestra evolución social.
Aunque usted no crea en la singularidad —el punto teórico en el que la inteligencia artificial superará a la inteligencia humana— es innegable que la IA está desempeñando un papel cada vez más importante en nuestra vida cotidiana, desde presentar resultados de búsqueda y recomendar compras hasta la automatización de cada vez más puestos de trabajo.
Es natural ser cauteloso, incluso sentir temor, por el creciente poder de la IA.
¿Estamos los seres humanos volviéndonos obsoletos?
Seres humanos
Debemos reflexionar sobre lo que significará ser humano en la era de la tecnología avanzada.
Como homo sapiens (hombre sabio), somos “sabios” en comparación con otros organismos —incluidos los chimpancés y las ballenas— ya que podemos centralizar el control y hacer que una gran cantidad de personas crean en conceptos abstractos, ya sea religión, gobierno, dinero o negocios.
Esta habilidad de organizar a las personas en torno a una creencia común generó la confianza mutua de que otras personas adherirían a una creencia y a sus metas.
Este modo de pensar ha impulsado la innovación rápida entre las tres primeras revoluciones industriales, desde la mecanización y la producción en masa hasta la automatización, así como la cuarta revolución industrial actual: los sistemas ciberfísicos.
El método científico es un ejemplo similar al mundo científico, que permite a los investigadores basarse en los descubrimientos de otros al confiar en la reproducibilidad de los hallazgos.
Redes de confianza
En 1969, los seres humanos comenzaron una búsqueda para crear un sistema de comunicaciones que aplicara el concepto de confianza a la transmisión de información electrónicamente en una red de computadoras.
Esto, por supuesto, fue Internet, que también se diseñó para resistir una guerra nuclear.
Unas décadas más tarde, estuvo disponible el cifrado comercial, lo que aumentó la confiabilidad de la red y permitió que se utilizara para fines comerciales. Pero Internet ha crecido hasta tal punto que la economía basada en Internet se ha convertido en la economía, algo que hace menos de una generación se consideraba perteneciente al campo de las películas ciencia ficción (la fantasía).
Las empresas más grandes del mundo utilizan actualmente la externalización abierta de tareas (crowdsourcing), la financiación participativa (crowdfunding) o la economía compartida, o una combinación de ellas. En estas empresas, la red —no los empleados de la empresa— realiza la mayor parte del trabajo.
Para dar solo tres ejemplos, la red de Facebook crea los anuncios, la red de Airbnb proporciona las habitaciones y la red de Uber facilita los automóviles.
En la industria de la tecnología de la información, actualmente es estándar subcontratar las tareas de administración a personas al otro lado del planeta, con quienes quizás nunca se reúna, y a quienes pague en una moneda de la que apenas haya oído hablar.
Por qué es importante la confianza
Ciertamente, estos nuevos modelos de negocio amplían los métodos de compromiso e interacción que posibilitan algo así como una transacción en Internet entre desconocidos que nunca se han reunido, algo que no es posible sin confianza mutua.
Los proveedores de infraestructura, como las telecomunicaciones y los fabricantes de equipos de telecomunicaciones, se están convirtiendo en productos estándar, mientras que el sector minorista se está volviendo una red de facilitadores para la venta de productos y servicios. Para que esto suceda, es clave la confianza en una marca, una empresa y la comunidad que los apoya.
Existe la capacidad de trabajar juntos y creer en los demás, lo que nos diferencia de otros animales y que tardó miles de años en desarrollarse; la confianza asociada con el dinero, los gobiernos, la religión y los negocios, que llevó cientos de años; la confianza asociada con la creación de “bucket brigades” para pasar paquetes de datos entre hosts desconocidos, que es Internet y que tomó décadas; y la confianza en la red que ha permitido nuevos modelos de negocio en los últimos años.
No solo este ritmo de cambio se acelera significativamente, sino que los cambios de paradigma han alterado por completo los modos anteriores de confianza.
Dondequiera que vaya en el mundo, incluso el concepto de dinero está respaldado por la confianza de un gobierno únicamente. Esta confianza se está extendiendo a nivel mundial al dominio cibernético, descentralizado mediante monedas virtuales como bitcoin. Esta evolución de la confianza está ampliando nuestra noción de lo que significan el dinero y los gobiernos.
La necesidad de la seguridad cibernética
Internet no es una utopía.
Los ciberdelincuentes continúan usando Internet para fraudes, robos y otros delitos. Incidentes graves, como los ataques de ransomware, están debilitando la confianza de los usuarios en la seguridad de su trabajo y su vida privada.
Internet ha estado presente durante alrededor de 40 años y claramente no ha desarrollado su enorme potencial de sistema descentralizado global accionado por la confianza.
Entonces, ¿qué se necesita para dar ese paso final? La seguridad cibernética.
Como expliqué anteriormente, la seguridad cibernética es un requisito primordial de las aplicaciones empresariales, industriales y de consumo de Internet, pero con demasiada frecuencia sigue siendo un elemento secundario.
Los dispositivos de Internet de Cosas (IoT) están diseñados sin la seguridad básica en el hardware.
Las corporaciones delegan la seguridad cibernética en el Departamento de TI en lugar de lograr que sea un asunto de la Junta Directiva. Los consumidores ignoran las advertencias sobre las vulnerabilidades del software hasta que es demasiado tarde.
Esta mentalidad debe cambiar para que podamos ver el máximo potencial de Internet.
Fundamentalmente, la seguridad cibernética es el componente de confianza que permite que Internet se utilice como una herramienta de negocios, así como una herramienta para todo lo demás.
Si vamos a adoptar con entusiasmo la Cuarta Revolución Industrial y las promesas de Internet y de la Inteligencia Artificial, creo que la seguridad cibernética es fundamental para la historia de la humanidad al crear un nuevo nivel de confianza mundial, descentralizada y que se mueve a la velocidad de la luz.
Pero crear esta cultura de confianza es un reto muy grande. En un estudio, Accenture y HfS Research identificaron deficiencias en áreas como recursos humanos, tecnología, presupuestos y gestión que están debilitando el entorno de seguridad cibernética de las empresas y organizaciones.
Ataques cibernéticos
Debido al aumento de la frecuencia e intensidad de los ataques cibernéticos en los últimos años, términos como “ataque de denegación de servicio distribuido” (DDoS), “phishing” y “ransomware”, lamentablemente pasaron a ser conceptos familiares para todos. Todas estas formas de ataque utilizan la confianza generada en Internet contra la propia red.
En los ataques DDoS, las máquinas objetivo confían implícitamente en que los paquetes que reciben son válidos y pasan tiempo procesándolos, utilizando recursos valiosos. Con el phishing, los atacantes simulan ser otra persona mientras la víctima abre un malware dañino. Mientras tanto, ransomware aprovecha el anonimato de Internet y extorsiona a una gran cantidad de personas para obtener dinero de forma segura.
Estos tipos de ataques son en cierto modo similares a las células cancerosas, que aprovechan los recursos naturales del organismo huésped. Si bien nuestros cuerpos tienen células inmunitarias que se movilizan para combatir la formación de tumores, nosotros como sociedad aún debemos desarrollar la inmunidad necesaria contra ataques cibernéticos en nuestro sistema global de comunicaciones.
Estamos desarrollando poco a poco una sensación de higiene cibernética para mantenernos a salvo de las amenazas en Internet, pero esto está ocurriendo a un ritmo muy lento.
Hemos obtenido grandes beneficios sociales de la tecnología de Internet, pero se ha convertido en un arma de doble filo. Nos encontramos en un punto de inflexión en el que, a menos que diseñemos más seguridad en la arquitectura básica de Internet, el aumento exponencial de los ataques cibernéticos amenaza con debilitar aún más la confianza pública en el sistema.
Seguridad por diseño
Agregar más herramientas de seguridad después de los hechos no nos ayudará a mantenernos al día; necesitamos seguridad por diseño. Y si bien algunos gobiernos han considerado crear “ejércitos cibernéticos” para atacar a los agresores, creo que una defensa sólida es la mejor ofensiva: es mucho más importante proteger la infraestructura y hacerla más confiable. Esto generará un aumento de la eficiencia, la productividad y otros beneficios mediante un mayor uso.
Hace apenas unos pocos años, muchas personas dudaban en ingresar sus números de tarjeta de crédito en un sitio web. Sin embargo hoy en día, para el desconcierto de las tiendas tradicionales, la mayoría de nosotros no vacilamos en hacer compras en línea.
Las tecnologías actuales no están limitadas por la propia innovación. En muchos casos, es la “confianza” la que no se puede garantizar ni explicar. En un debate reciente que se llevó a cabo en un foro internacional al que asistí, los participantes mencionaron que un popular proveedor de motores de búsqueda tenía la tecnología para impulsar plenamente sus búsquedas mediante el aprendizaje profundo, una forma de IA. Desafortunadamente, la empresa se mostraba aprensiva a utilizar el aprendizaje profundo para potenciar sus búsquedas, porque aún no podía confiar en cómo se obtenían los resultados.
Aprensión
Del mismo modo, muchos dirigentes empresariales temen utilizar las últimas tecnologías, como la computación en la nube y los datos masivos. Esto no se debe a las limitaciones de la tecnología, sino a que no parecen confiar en estos nuevos conocimientos técnicos, aunque el predominio de los datos demuestra que es más segura que la tecnología convencional.
La moraleja de esta historia es que es más importante tomar el toro por las astas y ser proactivos en el uso de estas nuevas tecnologías mediante la “seguridad por diseño” y la “seguridad por defecto” para estar a la vanguardia, en lugar de que los clientes los abandonen.
No me cabe duda de que es la confianza —la capacidad que nos distingue de todos los demás animales de nuestro planeta— la que nos permite avanzar, innovar y crecer. El poder de confiar, cooperar y encontrar soluciones creativas significa que la IA no puede volvernos obsoletos.
Si perdemos la confianza en lo que evidentemente impulsa nuestra economía, Internet, dejaremos de desafiar el statu quo y de tomar riesgos para construir un futuro mejor. Simplemente no podemos permitirnos eso.
Por William H. Saito, asesor especial de la Oficina del Gabinete del Gobierno de Japón.