La piel electrónica (e-skin) podría hacerse realidad muy pronto. Los investigadores ya están experimentando con circuitos electrónicos tan flexibles que incluso se pueden instalar directamente sobre la piel humana. De esta forma, podríamos contar con pantallas táctiles en nuestros brazos.
La versión primitiva de esta tecnología es el tatuaje electrónico. En el año 2004, científicos de Estados Unidos y Japón desarrollaron un circuito con tiras de silicio de baja densidad que podía adaptarse a un antebrazo humano.
Pero los materiales inorgánicos como el silicio son rígidos y la piel es muy elástica, así que uno de los principales retos de la ciencia actual es crear circuitos con materiales orgánicos.
E-skin cuenta con una matriz con diferentes componentes electrónicos (transistores, LEDs, sensores, células fotovoltaicas…) que se conectan entre sí con cables flexibles. Estos dispositivos se construyen normalmente sobre una base elástica y mediante capas muy finas de materiales superpuestos.
El sector de la robótica es uno de los grandes impulsores de la piel electrónica porque puede ayudar a los robots a trabajar de forma más segura. Serán máquinas más conscientes de su entorno y con apariencia más humana. Esta tecnología ha dado lugar a laspantallas flexibles, pero también se están estudiando otras alternativas. Por ejemplo, laempresa Cicret busca convertir la piel de nuestro antebrazo en una pantalla mediante sensores y un pico-proyector, es decir, sin injertos de ningún tipo.
Pero, ¿seremos capaces algún día de construir esta tecnología directamente sobre nuestros propios cuerpos? El mayor inconveniente que presenta la electrónica orgánica es que no es del todo fiable y su rendimiento es relativamente pobre. La e-skin, como la piel real, también se arruga y esto provoca que las capas se separen y los circuitos fallen. Además, los átomos orgánicos están peor organizados que los tradicionales, esto significa que los electrones se mueven 1,000 veces más lentos.
Otro reto de la e-skin es integrarse en el cuerpo humano sin causar problemas médicos y sin interferir en el sistema nervioso. Los materiales orgánicos a base de carbono son menos propensos a ser rechazados por el organismo, pero este tipo de partículas pasan fácilmente a través de las células y esto conduce a inflamaciones, respuestas inmunológicas severas e incluso tumores.
No obstante, la ciencia ya ha conseguido enlazar componentes electrónicos al sistema nervioso con éxito. Investigadores de la Universidad de Osaka, en Japón, están desarrollando transistores para el cerebro que podrán activarse con el pensamiento. La dificultad está en que el carácter invasivo de esta tecnología podría desencadenar otro tipo de problemas en humanos. En cualquier caso, parece que el futuro pasa por integrar la tecnología en nuestro propio cuerpo.
Cronista Comercial de Argentina
Red Iberoamericana de Prensa Económica (RIPE)