El anuncio de la llegada de los Google Glass generó grandes expectativas durante comienzos de 2013, dado a que Google estaba probando suerte en un terreno casi inexplorado. Ahora las cosas se han calmado. E incluso, tras la difusión de algunos detalles del dispositivo, muchos usuarios han expresado su preocupación por asuntos vinculados a la privacidad.
Lo cierto es que los ánimos han disminuido. Robert Scoble, experto en tecnologías, considera que el gadget va directo al fracaso. Debido a que los propios empleados del gigante de Internet no están dispuestos a usar las gafas, él cree que Google experimentará lo mismo que Microsoft con la tableta, cuando sus propios trabajadores dejaron de confiar en el proyecto.
“Apple les obligó a reaccionar debido a la popularidad del iPad”, recuerda el especialista en ciencias de la computación. Por lo tanto, “si los empleados (de la multinacional californiana) no están dispuestos a ser los pioneros, ¿quién lo estará?”
Muchos de los desarrolladores que lograron adquirir los Google Glass, luego de que la empresa los vendiera por US$ 1,500 con el propósito de incorporar mejoras, han revelado que no utilizan los lentes con frecuencia, porque no se sienten cómodos con ellos, sobre todo, en público.
Ante esta situación, si ni los expertos en tecnología ni los propios miembros del equipo de Google se sienten cómodos empleando los Google Glass, entonces hay escasas probabilidades de que cualquier persona pueda disfrutar del gadget y lo convierta en un elemento clave dentro de sus hábitos de consumo tecnológico.
“Cuando los mismos empleados no utilizan o apoyan su producto, el problema lo tiene el producto, no los empleados”, critica Robert Scoble, en información recogida por el portal Business Insider.