Los datos almacenados en el Blockchain se comparten vía online mediante códigos: operaciones, cantidades, fechas y participantes. Utiliza claves criptográficas y está distribuido en varios ordenadores (personas) por ello es seguro contra manipulaciones y fraudes. Se basa en operaciones matemáticas y es aplicable a cualquier ámbito en el que participen múltiples usuarios.
Como la base de datos es abierta y pública, si se modifica uno de los archivos no afectará a los demás, porque hay que hacer el cambio en todas las copias, las cuales están en la red y en los ordenadores de cada usuario. Allí se registran datos en una especie de archivo de Excel al que no puede acceder cualquier persona sin permiso. Tampoco se puede borrar información, solo añadir nuevos registros.
De esta manera, todos los participantes conocen los movimientos realizados así como también al autor. La colectividad se encarga de proteger los datos que contiene, alertando de posibles faltas de concordancia en cada actualización. Por esta razón, el Blockchain es, hasta ahora, uno de los métodos más seguros que existen para crear, modificar, compartir y almacenar información.
¿Cómo funciona?
El sistema está conformado por una cadena, tienen un hash (contraseña númerica) del bloque anterior, los bloques se ordenan en la cadena por orden cronológico y están referenciados por el bloque que los creo. Los bloques que contienen un hash válido son introducidos en la cadena y replicados a todos los nodos.
Los nodos “mineros” crean los bloques que forman la cadena, añaden a cada uno de ellos el hash correspondiente y todas las nuevas transacciones introducidas en la red. Gracias a ello, el Blockchain permite llevar una “contabilidad” pública transparente.