(Bloomberg) Ahora es evidente que los ciberataques son una realidad de la vida para empresas y gobiernos. Lo que resulta menos claro es quiénes ganan y quiénes pierden entre las compañías dedicadas a combatir las intrusiones digitales.
Las noticias sobre el ataque extorsivo WannaCry, que afectó a centenares de miles de computadoras en el mundo entero, provocaron el lunes una predecible euforia en los mercados bursátiles.
Como suele pasar cuando hay un ciberataque muy público, los precios de las acciones de las firmas especialistas en tecnología de ciberseguridad como Palo Alto Networks, Proofpoint y Fortinet subieron.
Muchos ataques digitales importantes –como los realizados contra Target, J.P. Morgan Chase y el estudio cinematográfico de Sony- impulsan las expectativas de ganancias entre las compañías tecnológicas que lucran a partir del temor de las empresas a ser la siguiente víctima.
Sin embargo, si bien los ataques se vuelven más habituales y nocivos, no se han convertido en un triunfo universal para el sector de ciberseguridad.
Es cierto que los ejecutivos de empresas, las juntas directivas y los gobiernos se toman las amenazas digitales en serio.
La firma de análisis IDC estima que el gasto en seguridad de tecnología de la información crecerá 8.7% por año hasta 2020, a casi US$ 105,000 millones, prácticamente tres veces el ritmo de crecimiento pronosticado del total del gasto empresarial y gubernamental en tecnología.
En una reciente encuesta de Morgan Stanley entre ejecutivos de tecnología de la información de grandes empresas, la segunda mayor cantidad de consultados mencionó el software de seguridad digital como la principal prioridad de gasto de 2017, después de la tecnología de computación de nube.
Pero en el mundo cibernético no hay apuestas seguras. Asegurar empresas contra intrusiones digitales se hace una actividad cada vez más competitiva.
Toda una serie de opciones de compañías tecnológicas tradicionales como Cisco y de startups de Silicon Valley con abundancia de dinero hacen que a la tecnología de ciberseguridad le resulte más difícil destacarse a los ojos de los posibles clientes.El sector, por otra parte, no se hace ningún favor. Se ha vuelto difícil determinar qué empresas venden una seguridad efectiva y cuáles hacen promesas exageradas.
El resultado es que las elevadas valuaciones de muchas firmas de ciberseguridad han regresado de la estratósfera a medida que los inversores empezaron a repensar sus apuestas indiscriminadas.
El fondo que cotiza en bolsa (ETF, por su sigla en inglés) de ciberseguridad First Trust Nasdaq, compuesto por compañías como Cisco, Palo Alto Networks y Check Point Software, ha tenido un desempeño inferior al del índice de acciones S&P 500.
El ETF de seguridad ha subido 11% desde su creación hace dos años, mientras que el S&P 500 ha trepado 15% en el mismo período.
Es comprensible que compañías temerosas busquen balas de plata tecnológicas para protegerse de los delincuentes digitales. Pero el miedo de las empresas a los hackers no elimina la inseguridad de las empresas de ciberseguridad.