No cabe duda de que el sector bancario ha cambiado. O mejor dicho, está cambiando. Las grandes entidades financieras han acelerado una transformación digital que otras compañías, las llamadas fintech, han tenido en cuenta desde su nacimiento.
Actualmente, existen en España más de un centenar de start up tecnológicas del sector financiero que, poco a poco, han ido ganándose la confianza de los clientes y convirtiéndose en una amenaza para los grandes bancos. Pero, ¿son realmente un peligro?
“Deberíamos ver a las fintech como una fuente de inspiración. Cuando nos dimos cuenta de cómo trataban estas compañías a sus clientes y la experiencia de usuario que conseguían, los bancos tradicionales tuvimos que cambiar la estrategia. Nos hemos dado cuenta de que hay que ir más allá del producto tradicional y tener una estrategia basada en dar servicios de valor añadido”, comenta César Cundari, director de Banca Multicanal de CaixaBank.
En opinión de Juan Fontán, Senior Sales Director para Iberia y América Latina de UST Global, “las fintech han nacido como resultado de un cambio de mentalidad del usuario, propiciado por la tecnología pero también por la propia crisis global. De hecho, estas compañías han sabido generar modelos alternativos para ofrecer una financiación a sus clientes que los grandes bancos no han podido dar. Pero atención, porque esto no significa que puedan competir a la solidez y la seguridad de los bancos tradicionales. ¿Cuál es la solución? La orquestación estratégica, es decir, saber orquestar una alianza estratégica entre fintech y banca tradicional”.
La posibilidad de establecer alianzas entre los grandes bancos y las fintech no es una idea que apoye sólo Fontán. Para Pablo Gasalla, vicepresidente de la Asociación Española de Fintech e Insurtech, “en diez años va a cambiar por completo el tablero de la banca en este país, y los bancos deben tomar una postura más radical a la hora de llevar a cabo adquisiciones. Esta es la mejor fórmula para que las entidades tradicionales se adapten rápidamente a las nuevas exigencias de los usuarios, es decir, comprar compañías que han nacido digitales y que saben cómo actuar.
Pero por el momento el mapa de las adquisiciones por parte de los bancos españoles es muy insuficiente, y las que ha habido se han centrado en fintech extranjeras. Eso sí, no será extraño que antes de que finalice el año veamos alguna compra que no se salga del mapa”.
La fortaleza de la banca es un valor seguro para Antonio Herráiz Molina, director del Programa de Innovación y Tecnología Financiera de IEB, pero también reconoce que “la colaboración es necesaria y la banca tiene que invertir para adquirir capacidades de negocio que tienen estas start up.
Está claro que la banca debe hacer inversiones estratégicas para no quedarse en el camino de esta importante transformación digital, sobre todo porque en el futuro hablaremos de servicios financiero digitales, y la banca liderará esto con la ayuda de estas adquisiciones”, concluye Molina.