Cuando aún no competían directamente, Apple y Samsung eran socios idóneos. Pero desde que éste último ingresó con fuerza al mercado de teléfonos móviles, puso en marcha su rivalidad con la manzana. Hoy en día, la surcoreana ha conseguido eclipsar en unidades vendidas al iPhone y ha logrado desafiar el market share de la norteamericana en algunos mercados.
Durante los dos últimos años, ambas firmas han focalizado gran parte de sus esfuerzos en disputas judiciales por demanda de patentes: las quejas de una contra la otra obedece a las características de sus terminales, como el diseño, el estilo y las funciones.
E incluso, el juez estadounidense Paul Sing Grewal ha expresado hace pocos días su malestar en torno a las interminables demandas entre los dos pesos pesados de la innovación tecnológica. “Cada vez que estas empresas aparecen por los juzgados consumen un considerable suma de tiempo y energía que nos los quitan de otros litigios que también requieren atención”, lamentó.
A pesar de sus rivalidades, Apple parece estar destinada -al menos, durante los siguientes años- a mantener una compleja relación con Samsung, su principal proveedor -desde hace más de media década- de chips de memoria y procesadores.
¿Pero a qué dilema se está enfrentando la compañía a manos de Tim Cook? Samsung es el mayor fabricante del mundo de algunos de los componentes más sofisticados que necesita Apple, ya sea procesadores, chips de memoria y pantallas de alta resolución.
Según explica el diario WSJ en un artículo, la manzana le continúa comprando a Samsung porque las demás alternativas (otras empresas proveedoras) “no son buenas”.
No solo la cantidad de grandes fabricantes con los que puede establecer una alianza es reducida, reproducir una relación similar a la que tiene con la surcoreana también sería abrumador -apuntan ex ejecutivos del gigante de Silicon Valley-. Y es que Apple ha invertido alrededor de diez años y mucho dinero en una alianza con Samsung con miras a desarrollar chips bajo sus propias exigencias.
Tal como lo aseguran personas relacionadas con el asunto, los ejecutivos de Apple están preocupados porque la dependencia con respecto a Samsung puede limitar el poder de negociación y la capacidad de usar otras tecnologías de los de Cupertino.
Recortes
Apple, con sede en California, ha recortado algunas compras. Ha dejado de adquirir pantallas para iPhones de Samsung y ha reducido el pedido de pantallas para iPads. No solo eso, ha estado adquiriendo más chips de memoria flash de otros proveedores.
Una prueba de lo mencionado es el acuerdo firmado con Taiwan Semiconductor Manufacturing Co.(TSMC) para producir a partir de 2014 un porcentaje del total de chips demandados por Apple. El proceso se caracterizó por la dificultad de TSMC para producir chips que cumplieran con determinados estándares de velocidad y energía.
Con todo ello, Apple aún depende de Samsung, pues éste último no dejará de liderar la lista de proveedores, al menos, hacia el 2014. Según precisa WSJ, todos los microprocesadores que controlan los iPods, iPhones y iPads son hechos por el fabricante surcoreano. Y algunos iPads nuevos siguen utilizando pantallas de la firma rival.
Una relación conveniente
Pero Samsung también tiene motivos para no perder la alianza con Apple. De los US$59.130 millones en ventas que registró, el 2012, con su negocio de componentes, US$10.000 millones provienen de los pedidos efectuados por la norteamericana -según Mark Newman, un analista de Sanford Bernstein en Hong Kong-.