Masoud Aqil, un kurdo de 24 años, cuenta que fue en el estadio de fútbol de Raqa, uno de los bastiones de los islamistas, donde pasó más tiempo encerrado.
100 días estuvo allí. En total pasó por las torturas de 6 prisiones diferentes de Estado Islámico : 280 días de cautiverio hasta que fue liberado en septiembre de 2015, gracias a un intercambio de prisioneros, y huyó a Europa.
En las cárceles de los yihadistas tuvo suficiente tiempo para conocer a simpatizantes y miembros de Estado Islámico. En Europa cree haber reconocido a algunos de ellos. Ha reunido indicios concretos de, al menos, tres simpatizantes del grupo terrorista.
Investigando en Internet durante noches enteras ha dado además con decenas de sospechosos. Todos los nombres los ha reunido en una lista que ha entregado a la policía alemana. Según ésta, este tipo de información es cada vez más importante.
Aqil trabajó casi dos años como videoperiodista en Siria , experiencia de la que también habla en la producción de DW “La lista de Masoud”. Sobre su historia ha escrito además un libro.
“Un 80 por ciento de las pistas son fiables”
Los servicios secretos internos de Alemania han puesto en marcha un teléfono para que las personas del ámbito de los refugiados puedan dar pistas sobre yihadistas.
“Hemos comprobado que nos han llegado cientos de pistas procedentes del mundo de los solicitantes de asilo. Creemos que en muchos casos se trata de pistas reales que hay que investigar”, dijo Hans-Georg Maaßen, director de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, en una entrevista con DW.
Según él, “bastante más del 80 por ciento de las informaciones son fiables”. Esto quiere decir que no se trata de meras acusaciones, sino que se refieren a personas que potencialmente pueden ser un peligro.
“Vemos, por un lado, a un grupo de terroristas que ha venido a Europa con la misión de perpetrar ataques. Tenemos identificadas al menos a 20 personas, de las que creemos que han venido a Europa con planes de preparar un atentado”, afirma Maaßen.
“El otro grupo son milicianos de Estado Islámico que simplemente quieren abandonar los combates, que han cometido crímenes de guerra graves o muy graves y que han venido haciéndose pasar por solicitantes de asilo.” De esta manera, en los centros refugiados de Alemania convivirían hoy víctimas y verdugos.
Pistas procedentes de los centros de refugiados
El kurdo sirio Masoud Aqil dice que, tras llegar a Alemania en enero de 2016, vivió durante meses en un centro de refugiados en el norte del país, llamando la atención lo menos posible.
Lo que resulta escandaloso en su caso es que “cree haberse vuelto a topar con sus torturadores”, dice Guido Steinberg, de la Fundación Ciencia y Política.
Este experto en Oriente Medio es requerido a menudo por los tribunales alemanes como perito para determinar la veracidad de las declaraciones de los refugiados. Según dice, las pistas aportadas por Masoud Aqil no hablan de casos aislados.
“En ese flujo de refugiados de 2014 y 2015 procedente del norte de Siria llegaron a Alemania muchos miembros de organizaciones militantes, entre ellas, Estado Islámico y otras. Hay muchos casos en los que sirios de centros de refugiados o del ámbito de los refugiados han dado a las autoridades información sobre supuestos o, en parte, demostrados miembros de Estado Islámico”, dice Steinberg.
Sin embargo, en su opinión, no hay ninguna garantía de que la información sea veraz. El investigador se muestra así escéptico, al contrario que el jefe de los servicios secretos. “Una gran parte de la información que suministran los refugiados son meras acusaciones y son falsas. Por ello, hay que tener mucho cuidado con estas denuncias”, advierte Steinberg.
Ya desde la Guerra Fría, un organismo del Servicio Federal de Inteligencia (los servicios secretos externos germanos) se había dedicado durante décadas en la Alemania Federal y en Berlín occidental a recopilar información de los refugiados, por entonces procedentes mayormente de los países del Este. Se trataba del Hauptstelle für das Befragungswesen y estaba sometido directamente a la Cancillería.
Sus agentes trabajaban estrechamente con las autoridades estadounidenses, que habían creado este organismo en sus orígenes. De hecho, décadas después, dicha instancia transmitió a Washington información muy relevante para los ataques estadounidenses con drones, algo ilegal según el derecho alemán.
Por ello, en respuesta a las presiones del Parlamento, se cerró en 2014 el Hauptstelle für das Befragungswesen. Ahora la Oficina Federal para la Protección de la Constitución ha retomado las pesquisas. Así, en la Oficina Federal de Inmigración y Refugiados, aparte de los expertos del organismo, también hay agentes de los servicios secretos internos. Y se planea crear 250 nuevos puestos hasta 2019. “Tenemos que hacerlo”, dice Maaßen, director de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución.
Desinformación intencionada
Pero esta recopilación de información entre los refugiados también provoca críticas, especialmente en los casos referidos a zonas en conflicto como Siria o Irak.
“A menudo hay intereses políticos muy fuertes”, dice Wolfgang Kaleck. El secretario general del European Center for Constitutional and Human Rights (ECCHR) alerta ante la posibilidad de dar credibilidad a estas informaciones sin espíritu crítico.
Según afirma, entre los refugiados hay partidarios de los más diferentes bandos en conflicto en Siria, “que, como después de toda guerra, tienen cuentas pendientes”
La organización de Kaleck representa, entre otras personas, a un exmiembro de la policía militar siria cuyo nombre en clave es “César” y que ha traído a Europa numerosas fotos de las torturas que se practican en las cárceles del régimen de Bashar al Asad.
Junto a un grupo de colaboradores de “César”, el ECCHR ha presentado una denuncia contra altos mandos de la policía militar y los servicios secretos sirios ante la Fiscalía General de Alemania en Karlsruhe. Previamente se realizó una amplia investigación en la que las fotografías se compararon con otras informaciones.
“Denuncias aisladas pueden llevar rápidamente a que personas inocentes concentren de manera injusta la atención de las autoridades en Europa”, dice Kaleck.
“Por lo demás, me temo que los enemigos de acoger a inmigrantes pueden sacar partido del hecho de que entre los refugiados sirios haya algunos sospechosos determinados, aunque la mayoría de los desplazados sean directa o indirectamente víctimas de la violencia”, agrega.
Precisamente por haber sufrido las torturas de las cárceles de Estado Islámico, el kurdo sirio Masoud Aqil mantiene su firme decisión de continuar con su misión: “Luchar contra Estado Islámico es para mí un deber”.
(Fuente: Deutsche Welle )