(Reuters).- Militares venezolanos detuvieron a 243 estudiantes que acampaban en plazas y calles en el este de Caracas en protesta contra el Gobierno de Nicolás Maduro, en una redada dirigida a sofocar los últimos vestigios de la peor ola de manifestaciones en el país en más de una década.

Desde horas de la madrugada, cientos de efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) fuertemente armados tomaron cuatro campamentos, en zonas acomodadas de la capital, donde los opositores se mantenían en “resistencia pacífica” desde hace unas semanas.

Los espacios improvisados, ocupados por carpas y decorados con banderas de Venezuela y mensajes antigubernamentales, eran los que quedaban activos como parte de las protestas que han dejado 41 muertos desde febrero.

“Se tenían evidencias que desde estos sitios estaban saliendo los grupos más violentos a cometer hechos terroristas: a incendiar cabinas del metro, a incendiar patrullas”, dijo el ministro del Interior y Justicia, Miguel Rodríguez, a la televisión estatal, justificando la intervención.

La autoridad, que calificó los campamentos como “violentos”, aseguró que se respetaron los derechos humanos de los detenidos, luego de que ONG como Human Rights Watch reportaran que el Estado venezolano ha violado sistemáticamente los derechos fundamentales de los manifestantes.

Los efectivos militares cargaron con las pertenencias de los estudiantes en grandes camiones mientras descolgaban banderolas de “Maduro asesino, renuncia”.

Rodríguez detalló que durante los allanamientos se encontraron armas, drogas y explosivos. Sin embargo, los estudiantes negaron la versión oficial.

“No vamos a parar”
El operativo militar azuzó los ánimos entre los vecinos quienes, rápidamente, volvieron a colocar las barricadas que trancaron las calles de Caracas durante los primeros meses de protestas.

“Venezuela se tiene que levantar, es ahora o nunca (…) Los que estaban luchando por nosotros, se los acaban de llevar y no vamos a parar”, dijo Carolina Laines, una estudiante de derecho, delante de restos como pancartas, alimentos enlatados, agua y medicinas en los campamentos desalojados.

Ramón Muchacho, alcalde del municipio Chacao, donde se afincaban dos de los campamentos, dijo que no fue informado del operativo llevado a cabo por unos 1,000 militares.