(Reuters) Turquía purgó a sus fuerzas policiales el lunes, tras apresar a miles de soldados después de un fallido golpe de estado, al tiempo que aseguró que reconsiderará su amistad con Estados Unidos si Washington no entrega a un clérigo acusado por Ankara de la intentona golpista.
Unos 20,000 miembros de la Policía, la Administración pública, la Justicia y el Ejército han sido detenidos o suspendidos desde el fallido golpe de la noche del viernes, en el que murieron más de 200 personas cuando una facción de las Fuerzas Armadas intentó hacerse con el poder.
Las duras medidas, así como los llamados a reinstaurar la pena de muerte para los responsables del golpe, generaron preocupación entre los aliados occidentales de Turquía, que aseguraron que Ankara debe preservar el estado de derecho en el país, un miembro de la OTAN que es el aliado musulmán más poderoso de Washington.
Algunos mostraron su temor a que el presidente Tayyip Erdogan esté aprovechando la oportunidad para consolidar su poder y profundizar en un proceso de represión a la disidencia que ya ha causado tensiones con Europa.
El ministro de Relaciones Exteriores de Turquía dijo que las críticas a la respuesta del Gobierno equivalen a respaldar el intento para derrocarlo.
Un funcionario de seguridad de alto rango declaró a Reuters que 8,000 oficiales de policía en la capital Ankara y en la mayor ciudad del país, Estambul, fueron retirados de sus cargos por sospechas de estar vinculados al intento de golpe del viernes.
Unos 1,500 funcionarios del Ministerio de Finanzas fueron suspendidos, dijo una fuente de la cartera, y CNN Turk aseguró que 30 gobernadores y más de 50 funcionarios públicos de alto rango fueron también despedidos.
El permiso anual fue suspendido para más de tres millones de funcionarios públicos, mientras cerca de 3,000 jueces y fiscales fueron suspendidos.
El primer ministro, Binali Yildirim, dijo que hasta la fecha habían sido detenidas 7,543 personas, incluidos 6,038 soldados. Algunos fueron mostrados en fotografías sin su ropa interior y esposados en el piso de autobuses policiales y en estadios deportivos.
Un tribunal decretó prisión preventiva para 26 generales y almirantes el lunes, según medios turcos.
Funcionarios en Ankara aseguraron que el ex jefe de la Fuerza Aérea, Akin Ozturk, fue uno de los líderes del golpe. La agencia estatal de noticias Anadolu afirmó el lunes que había confesado su participación, aunque la emisora privada Haberturk contradijo esta versión e informó que el militar dijo a los fiscales que intentó evitar el golpe.
El Gobierno turco asegura que el cerebro del plan fue Fethullah Gulen, un clérigo musulmán que vive en Estados Unidos, tiene muchos seguidores en Turquía y niega su implicación.
Ankara exigió su entrega a Washington, que respondió que está dispuesto a extraditarlo solo si Turquía aporta pruebas que lo relacionen con un delito. Yildirim rechazó esta exigencia.
“Sería decepcionante que nuestros amigos (estadounidenses) nos pidan que presentemos pruebas aunque miembros de esta organización asesina están intentando destruir un gobierno electo bajo las órdenes de esta persona. Podríamos incluso poner en duda nuestra amistad”, señaló Yildirim.
Agregó que 232 personas murieron en los hechos violentos del viernes en la noche, 208 de ellas civiles, policías y soldados leales, y 24 golpistas. Con anterioridad, funcionarios aseguraron que la cifra total de fallecidos superaba las 290 personas.
Alrededor de 1,400 personas resultaron heridas cuando soldados se pusieron al frente de tanques, helicópteros y aviones de combate en un intento de tomar el poder, atacando el Parlamento y la sede central de inteligencia e intentando tomar el principal aeropuerto y puentes en Estambul.
Erdogan dijo el domingo a sus seguidores que el Parlamento debe considerar sus demandas de aplicar la pena de muerte a los autores del complot.
Los países occidentales afirmaron que apoyan al Gobierno de Erdogan, pero que Ankara debe atenerse al estado de derecho. Tanto la canciller alemana, Angela Merkel, como la jefa de política exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini, advirtieron a Turquía que no puede ingresar en la Unión Europea si reinstaura la pena de muerte.
El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, afirmó en Bruselas que “estamos cuadrados junto al liderazgo electo en Turquía, pero instamos también con firmeza al Gobierno de Turquía a que mantenga la calma y la estabilidad en el país. Respaldamos que los responsables del golpe respondan ante la justicia, pero advertimos en contra de superar esos límites”.