AFP.- Muchos ciudadanos estadounidenses vienen manifestando su preocupación por lo que ocurrirá con las leyes sobre armas una vez que el presidente electo, Donald Trump asuma funciones.
Es el caso de los familiares de las víctimas del tiroteo en la escuela primaria Sandy Hook, ocurrida hace cuatro años. Cientos de familias y amigos de víctimas de la violencia armada se unen a ellos en una vigilia en Washington.
“Cerca de 30,000 estadounidenses son asesinados cada año por armas. Es un problema enorme. Esto no pasa en otros países como el nuestro. No debería pasar. Y es increíblemente decepcionante pensar que podríamos tener un presidente que desatienda eso por completo”, expresa Jenna Yuille, hija de víctima de la violencia con armas.
A lo largo de su campaña, Donald Trump dijo que aboliría las zonas libres de armas en escuelas y en bases militares e implementaría el derecho nacional de portación en los 50 estados. Música para los oídos de quienes defienden el uso de armas, que después lo apoyaron.
Los activistas por el derecho a las armas esperan que el presidente electo mantenga sus promesas de revertir la represión contra las armas, una política de la administración de Obama.
Del otro bando, los grupos de prevención de violencia con armas llaman a oficiales del gobierno a votar por revisiones más estrictas y fortalecer el control de armas.
Por ahora, la gente de ambos bandos del tema esperan el inicio de la nueva administración.