Londres (AFP).- La primera ministra británica Theresa May pidió este martes por sorpresa la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas el 8 de junio, para afrontar con más fuerza las negociaciones de salida de la Unión Europea.
“Necesitamos una elección general y la necesitamos ahora”, dijo, ante Downing Street, la primera ministra, que necesitará la aprobación del Parlamento para poder convocarla.
May, que hasta ahora había rechazado los llamados de su partido a aprovechar su superioridad en los sondeos para anticipar comicios, dijo que lo hacía “a regañadientes”, pero que era necesario para “garantizar el liderazgo fuerte y seguro que necesita el país” en los dos años de negociaciones con Bruselas.
El líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, anunció rápidamente su apoyo a la propuesta, despejando así el camino a una nueva cita de los británicos con las urnas.
“Saludo la decisión de la primera ministra de dar al pueblo británico la oportunidad de votar por un gobierno que dé prioridad a los intereses de la mayoría”, explicó Corbyn en un comunicado, en respuesta al llamamiento de May.
“El Partido Laborista ofrecerá al país una alternativa efectiva al gobierno”, prometió Corbyn.
En cambio, la tercera fuerza parlamentaria, los independentistas escoceses del SNP (Partido Nacional Escocés), criticó la convocatoria.
Los conservadores, dijo la jefa del gobierno regional escocés, Nicola Sturgeon, “ven la oportunidad de escorar al Reino Unido a la derecha, imponer un Brexit duro y más recortes sociales”.
Legimitidad de las urnas
La primera ministra saltó a Downing Street desde el ministerio de Interior tras la dimisión de David Cameron en junio de 2016, y gracias a su victoria en unas primarias del Partido Conservador, pero su liderazgo no había sido refrendado por las urnas.
Aún así, su popularidad supera de largo -por 20 puntos, en algunos sondeos- a la del líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn.
De convocarse finalmente, serán las segundas elecciones generales británicas en dos años, tras las de mayo de 2015, con el referéndum de la Unión Europea de por medio.
May activó formalmente el proceso de salida de la UE el 22 de marzo, nueve meses después del referéndum, dando el pistoletazo de salida a dos años de negociaciones para deshacer 44 años de relación entre el Reino Unido y la Unión Europea.
Los conservadores cuentan con una estrecha mayoría absoluta en el Parlamento, de cinco diputados (330 de los 650), pero no están unidos en la cuestión europea, y cada votación exige dar garantías a esa minoría rebelde.
Así, May justificó su decisión por la necesidad de contar con un Parlamento que respalde su estrategia en el Brexit.
“El país se está uniendo, pero Westminster no”, dijo, en alusión al Parlamento. Tal división, “pone en peligro nuestras posibilidades de éxito en el Brexit”.
“Nuestros oponentes creen que, como la mayoría del gobierno es pequeña, nuestra determinación flaqueará, y eso nos obligará a cambiar. Están equivocados”.
“Infravaloran nuestra decisión de hacer el trabajo y no estoy preparada para poner en peligro la seguridad de millones de trabajadores en todo el país”, añadió, acusando a la oposición de “poner en peligro el trabajo que que tenemos que hacer para preparar el Brexit”.