(Bloomberg).- La primera ministra británica, Theresa May, libra una batalla contra una rebelión de sus propios legisladores que amenaza con complicar sus conversaciones por la partida de su país de la Unión Europea.

Envalentonados por la decisión que tomó la Corte Suprema el martes de dar al Parlamento más poder sobre el proceso del Brexit, por lo menos seis legisladores conservadores se unieron al principal partido conservador, el Laborista, para exigir que May publique un documento gubernamental oficial en el que detalle sus objetivos en la negociación.

El propósito del grupo es someter a May a un mayor control y responsabilidad ante el Parlamento, que ella buscaba evitar, para asegurarse de poder exigirle que cumpla con promesas como la de obtener un acuerdo comercial post-Brexit amplio con la UE.

Un documento técnico podría limitar su margen de maniobra en las conversaciones aun cuando a los legisladores les resulte imposible utilizar su recién descubierta fuerza para moderar la estrategia de la primera ministra. “Me gustaría tener un documento técnico que pudiésemos debatir”, dijo Anna Soubry, ex ministra de Negocios tory, en el Parlamento el martes, alegando que esa medida salvaría la brecha entre May y sus detractores.

“La realidad es que hemos abandonado el mercado único y la libre circulación de las personas sin ningún debate en este lugar, para no hablar de una votación”, señaló. La rebelión se produjo horas después que la Corte Suprema dictaminó que el Parlamento, y no la primera ministra, tiene el poder de invocar el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que pone en marcha dos años de debate con la UE.

El gobierno, que aún se propone iniciar las conversaciones el 31 de marzo, ahora debe presentar ante el Parlamento un proyecto de ley que, según algunos informes, podría llegar ya el jueves. Los críticos de May tratarán de introducir enmiendas en el proyecto con la intención de diluir sus planes o ejercer algún control futuro sobre ella.

Mucho en juego.
“La primera ministra se equivocó al intentar dejar de lado al Parlamento”, dijo el portavoz laborista sobre el Brexit, Keir Starmer. “Hay mucho en juego y el papel de esta Cámara en hacer que la primera ministra y el gobierno rindan cuentas a lo largo de todo este proceso es crucial”.

Como May tiene una escasa mayoría de 16 en la Cámara de los Comunes, bastaría sólo una pequeña rebelión de los suyos para que perdiera una votación sobre el tema. Eso sería un recordatorio de que su control sobre el Brexit y, en realidad, su poder podrían resultar tenues conforme avancen las conversaciones por la salida. Starmer anunció que tratará de reescribir el proyecto para obligar a que se publique un plan formal.

Dijo que también quería exigir que May informe a los legisladores en forma periódica y que les dé un voto significativo y vinculante sobre el acuerdo definitivo al que llegue con la UE. “Buscaremos realizar enmiendas para garantizar un control adecuado y la obligación de rendir cuentas a lo largo de todo el proceso”, señaló Starmer. “Eso empieza con un documento técnico o plan”.