AFP.- El presidente Michel Temer dijo que fue “ingenuo” al recibir en su casa al empresario que lo grabó secretamente manteniendo una conversación comprometedora, e insistió en que no renunciará porque eso sería admitir su “culpabilidad” en el escándalo de corrupción que tiene en vilo a Brasil.
Acorralado por varios pedidos de ‘impeachment’ y con su base aliada debilitada, Temer dio su primera entrevista extensa a un medio brasileño desde que el miércoles pasado estalló la crisis que puede acabar con su mandato.
El diario Folha de S. Paulo pregunta al mandatario, en esa entrevista publicada este lunes, cuál es su “culpa” en el actual terremoto político, que llega apenas un año después de la destitución de Dilma Rousseff.
“Ingenuidad. Fui ingenuo al recibir a una persona en aquel momento”, responde Temer.
El escándalo estalló la semana pasada cuando el periódico O Globo reveló una grabación en la que Joesley Batista, dueño de la mayor empresa cárnica del mundo, JBS, aparentemente recibe la luz verde del presidente para pagar un soborno a un poderoso exdiputado encarcelado. Esa reunión tuvo lugar el pasado 7 de marzo cerca de las 11 de la noche en la residencia del mandatario.
Acusado por la fiscalía de corrupción y obstrucción a la justicia, muchas voces en Brasil piden la cabeza de Temer.
La de mayor calado llegó este fin de semana de mano del colegio de abogados de Brasil, que pedirá su ‘impeachment’ en el Congreso, un duro golpe para el mandatario, abogado constitucional.
Entretanto, el presidente trata de mantener a flote las alianzas de su partido de centro-derecha, el PMDB, para evitar que ese ‘impeachment’ prospere y también para rebajar la fuerte presión.
Hasta ahora, sólo partidos pequeños lo abandonaron, pero el apoyo de su principal socio de gobierno, el socialdemócrata PSDB, se tambalea.
En una crisis en la que cada minuto ganado cuenta, el próximo día D será el miércoles, cuando el Supremo Tribunal Federal (STF) evaluará la petición de Temer de suspender la investigación en su contra bajo el argumento de que el audio que dio Batista a la justicia en su delación premiada estaba manipulado.
Tras bastidores
La nueva crisis brasileña, relacionada con el megafraude a Petrobras, hizo revivir los fantasmas de lo que se vivió hace un año con el ‘impeachment’ a Rousseff y amenaza también con dificultar la salida de Brasil de la peor recesión de su historia.
Por ahora, la mayor parte de la acción se da tras bastidores.
Una fuente de la Presidencia dijo a la AFP que la coalición de Temer se mantiene.
“El presidente está muy consciente de que no cometió ninguna ilegalidad y varios líderes dicen que están firmes con la pauta del gobierno”, dijo la fuente, que pidió no ser identificada.
Temer logró ganar tiempo el domingo con la cancelación de la reunión en la que el PSDB iba a definir si salía o no del gobierno.
Y, este lunes, una de las figuras emblemáticas del PSDB, el expresidente Fernando Henrique Cardoso, dijo que el impulso inicial del partido de abandonar a Temer debería repensarse.
“Creo que sería oportunista salir corriendo”, dijo Cardoso (1995-2002) a Band TV. Sin embargo, si se evidencia que Temer no tiene defensa, “tendrá la obligación moral de renunciar”, aseguró.
La pieza clave es ahora la famosa grabación de Temer y Batista.
Una fuente en la fiscalía general dijo a la AFP que “la evidencia es robusta”.
“No es sólo el audio, hay documentos, cuentas de banco, fechas”, señaló la fuente, que también pidió no ser identificada.
Serenidad
Temer volvió a acusar a Batista, actualmente en Nueva York, de haberse enriquecido con el escándalo, que hizo desplomar la bolsa y el real en Brasil.
El lunes, las acciones de JBS llegaron a caer más del 20% en la bolsa de Sao Paulo.
La Comisión de Valores Mobiliarios (CVM) abrió cinco procesos administrativos contra el grupo de Batista, por sospechas de manejo de información privilegiada en los mercados.
El presidente asegura que el empresario compró 1.000 millones de dólares el día antes de que estallara el caos y vendió parte de acciones de JBS.
Ante la tormenta, Temer apela a la calma. “Estoy manteniendo la serenidad, especialmente sobre la medida que ya dije: No renunciaré. Si quieren, derróquenme. Porque si renuncio, es un reconocimiento de culpabilidad”, afirmó.
En la entrevista a página doble con Folha, el mandatario acaba con un apunte sorprendente, al bromear sobre los dos discursos, firmes, que dio a la nación para declarar su inocencia, alejados de su habitual imagen más distante.
“Creo que a la gente le gustó este nuevo modelito. Las personas pensaron… ‘al fin, tenemos presidente’”, dijo Temer entre risas.