* .-La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, retiró sus fotografías personales y vació las estanterías de su despacho, situado en el tercer piso del *Palacio de Planalto, en una señal de que podría haberse resignado a perder su cargo en la votación que celebrará el miércoles el Senado.
En la que podría ser una de sus últimas reuniones como mandataria, Rousseff recibió el martes al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), mientras los guardaespaldas intentaban evitar que los fotógrafos capturaran las evidencias de un posible traslado inmediato.
Aunque los abogados del Gobierno pidieron al Supremo Tribunal Federal que detenga la votación en el Senado, un asesor dijo en privado que Rousseff espera recibir el jueves la notificación oficial de su suspensión por cargos de que violó las leyes presupuestarias del país.
La sesión especial del Senado, que se espera apruebe el inicio de un juicio político contra la presidenta izquierdista, podría prolongarse hasta bien entrada la noche del miércoles.
El vicepresidente, Michel Temer, será nombrado entonces presidente interino mientras dure un juicio que podría prolongarse hasta seis meses, y Rousseff podría ser destituida de forma permanente si es condenada. La mandataria negó haber cometido irregularidades.
La primera presidenta de Brasil, de 68 años, tiene previsto abandonar el futurista palacio presidencial acompañada por aliados políticos cercanos, descendiendo la rampa que subió dos veces con anterioridad para tomar posesión del cargo en el 2011 y de nuevo en el 2015, comentó el asesor.
Sindicatos, artistas y otros movimientos sociales, que han permanecido leales a ella pese a la profunda recesión y un gran escándalo de corrupción que vio desplomarse su popularidad, han prometido encontrarse con Rousseff en las calles para protestar.
Si es suspendida, Rousseff seguirá teniendo acceso a su residencia oficial del Palacio de la Alvorada, así como a una plantilla de 300 personas, durante el juicio. Su personal está negociando entre 15 y 20 asesores personales más y el acceso a un avión de la Fuerza Aérea, afirmó el asesor.
En los salones del Palacio presidencial hay un aire de melancolía. Gran parte del personal que continúa está evaluando cuáles serán sus próximos pasos.
“Lo que más he estado haciendo es romper papeles”, señaló una fuente de palacio.
A pesar de su despacho vacío, Rousseff ha mantenido sus apariciones públicas, encuentros y viajes, como si sus días en el cargo no estuvieran contados.
Cuando un asesor le preguntó si mantendría sus planes de un reciente viaje, Rousseff respondió: “¿Qué más podría hacer? ¿Dejar de gobernar? Sigo siendo la presidenta”.