Londres (Reuters).- La pasión en la vida del príncipe Carlos es su labor benéfica y quiere hacer todo lo que pueda antes de convertirse en rey cuando, en palabras de un asesor, se cierran “las puertas de la prisión”, según Catherine Mayer, editora de la revista estadounidense Time.
Después de meses de investigación que contaron con un acceso poco habitual al Príncipe de Gales, de 64 años, y varias de sus residencias, además de entrevistas con más de 50 asesores, amigos y críticos, Mayer ha escrito un largo perfil del heredero al trono británico en la revista.
En un ensayo que acompaña” la publicación”:http://gestion.pe/noticias-de-revista-time-24026?href=nota_tag con la opinión personal de Mayer sobre el príncipe, disponible gratuitamente en la web de Time, la editora trata de disipar la percepción que a veces aparece en los medios de comunicación de que Carlos está impaciente por ser rey.
“Encontré a un hombre no deseoso de acceder al trono, como es caricaturizado, sino impaciente por hacer tanto como sea posible antes, en palabras de un miembro de su casa, de que se cierren ‘las puertas de la prisión’”, escribe Mayer en el ensayo online.
La cita del asesor fue recogida por numerosos medios británicos, pero Mayer dijo a la BBC que había “añadido atractivo” a su artículo y que Carlos no había usado la palabra “prisión”.
“La pasión del príncipe Carlos yace en el imperio benéfico que ha construido y en todas sus iniciativas”, dijo.
En declaraciones a Mayer, Carlos trata de transmitir esa pasión a un público a veces escéptico.
“Estamos destrozando afanosamente las oportunidades de generaciones futuras a una velocidad muy rápida al no reconocer el daño que estamos causando al entorno natural, teniendo en cuenta que este es el único planeta que conocemos con vida en él”, dijo.
Carlos deja entrever un grado de frustración por no ser comprendido por el pueblo a veces o no gozar de su confianza, cuando dice que disfruta con su mujer Camila y su nieto, el príncipe Jorge, “que es de lo que se trata”.
Luego añade: “Me preocupan los nietos de todos los demás, pero el problema es que cuando adoptas ese punto de vista a largo plazo la gente no siempre sabe de qué estás hablando”.
Mayer escribe que desde que la reina Isabel, de 87 años, ha comenzado a reducir sus obligaciones oficiales y el príncipe Carlos ha ocupado esos huecos, acepta estas actividades adicionales “sin alegría”.
El perfil dice que el príncipe cree que la monarquía es una fuerza para hacer el bien pero acepta que haya personas que cuestionen su relevancia.
“Prefiere no enfocarse en la llegada al trono que, después de todo, significa perder a su madre. Y (…) ya está sintiendo el peso de la corona y preocupándose de su impacto en el trabajo que ha hecho por tanto tiempo”, dice el perfil.
En el artículo, Mayer señala que Carlos ha fundado más de 50 organizaciones benéficas, que recaudó 224 millones de libras para ellas en el año móvil a marzo del 2013 y que su institución Princes Trust ha ayudado a 650.000 jóvenes británicos a través de los años.
El perfil también revela coloridos datos del príncipe, como que aprieta los dedos de los pies para mantenerse despierto durante aburridos discursos y que algunos de sus asesores se refieren a los ricos donantes con los que trata como sus “villanos de Bond”.