(AP).- Los legisladores republicanos acosaron hoy a la directora de la Reserva Federal, Janet Yellen , en el segundo día de su testimonio ante el Congreso.
Después que pronunció su informe económico bianual, los republicanos en el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes la inundaron de quejas.
La interrogaron acerca de su oposición a un proyecto de ley republicano que buscaba expandir las prerrogativas del Congreso para fiscalizar las operaciones de la Reserva (banco central). Y la acusaron de verse influida excesivamente por los demócratas.
El republicano Sean Duffy la criticó por haber pronunciado un discurso sobre desigualdad de ingresos en medio de las campañas congresuales durante el otoño, en momentos en que los demócratas esgrimían el tema. Y otro republicano, Scott Garrett, dijo que una inspección de su agenda “reflejaba un panorama condenatorio de que la Reserva es orientada por políticas partidistas”.
Yellen, que fue postulada por el presidente Barack Obama, rechazó las acusaciones y defendió enérgicamente la independencia de la Reserva. “Nos reunimos con una amplia variedad de grupos”, afirmó, y dijo que la caracterización de Garrett estaba completamente equivocada.
La titular del banco central reiteró su oposición a dos proyectos de ley republicanos: el que pretende aumentar la fiscalización de la Reserva por parte del Congreso y otro que requeriría a la Reserva adoptar una regla que rija sus decisiones sobre la fijación de tasas de interés.
Los republicanos conservadores en ambas cámaras promueven los proyectos como un modo de ganar más control sobre el banco central, que consideran una institución gubernamental demasiado poderosa y hermética.
Los legisladores republicanos también manifestaron su oposición a comentarios que formuló Yellen el martes ante el Comité de Asuntos Bancarios del Senado cuando dijo que la medida de fiscalización sujetaría a la Reserva a una influencia política indebida.
Afirmó que si esa medida hubiera estado vigente a principios de la década del 80, habría prohibido al entonces titular Paul Volker que apelara a la medida políticamente impopular de aplicar elevadas tasas de interés para cortar una racha de una década de fuerte inflación.