Entre los republicanos se ha quebrado el tabú de votar por la demócrata Hillary Clinton en la elección presidencial de noviembre: varias personalidades de derecha rechazan públicamente a Donald Trump, sumergido en una de las más graves controversias de su campaña.
La frágil tregua entre Trump y los dirigentes de su partido estuvo muchas veces a punto de derrumbarse desde su victoria en las primarias en mayo. Sin embargo, se mantuvo más o menos bajo control a pesar de las discrepancias en la convención de investidura en Cleveland hace dos semanas.
Hasta ahora la mayoría de los legisladores republicanos, así como los dirigentes del partido, siguen apoyando, al menos en los papeles, a Donald Trump o afirmando que no votarán por él ni por Hillary Clinton.
Pero la reacción del candidato a las críticas del padre de un soldado musulmán estadounidense muerto en combate en 2004 en Irak llevó a varios republicanos a romper con él y poner en evidencia el creciente malestar entre los conservadores con el magnate inmobiliario.
El riesgo para el Partido Republicano es la dispersión del voto conservador en las elecciones presidenciales y legislativas del próximo 8 de noviembre, mientras que Hillary Clinton dispone del apoyo incondicional de todo el aparato demócrata y del presidente saliente, Barack Obama.
La preocupación de los republicanos se centra en que Trump optó por mantener una escalada verbal para responder a Khizr Khan, un estadounidense nacionalizado de origen paquistaní cuyo hijo, Humayun, capitán del Ejército, murió en combate en Irak en 2004. Khan denunció el jueves último en el estrado de la convención demócrata el discurso anti-musulmán de Trump.
En respuesta, Donald Trump dijo que había sido injustamente atacado, e insinuó que la esposa de Khan se había mantenido en silencio en el estrado junto a su esposo porque, como mujer musulmana, no tenía derecho a hablar. También aseguró que él había hecho grandes sacrificios en su vida.
El presidente del Partido Republicano, Reince Priebus, está, según la cadena ABC, furioso con esta nueva polémica, cuando la semana pasada estuvo dominada por el pedido de Donald Trump a Rusia -presentado ahora como “sarcástico”- para que localice algunos mensajes privados de email borrados por Hillary Clinton.
Según NBC, un grupo de pesos pesados republicanos, entre ellos el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani, contempla pedirle directamente a Trump que abandone su tono de confrontación y vuelva al redil de la disciplina partidaria.
- Defecciones –
Las defecciones se incrementaron tras el fin de las primarias en junio: Brent Scowcroft, exasesor de seguridad nacional del presidente George H. W. Bush; Richard Armitage, exsecretario de Estado adjunto del presidente Bush hijo; Hank Paulson, exsecretario del Tesoro del mismo presidente, y varios exlegisladores, anunciaron que votarán por Hillary Clinton.
Algunos republicanos tomaron incluso la palabra en la convención demócrata, como Michael Bloomberg, exalcalde republicano de Nueva York, que se convirtió en independiente.
Hillary Clinton, quien en su discurso de investidura en Filadelfia prometió ser “la presidenta de los demócratas, de los republicanos, de los independientes”, intenta atraer a personalidades republicanas a sus filas.
La directora ejecutiva de Hewlett Packard Enterprise, Meg Whitman, una influyente republicana de California, dijo en una entrevista publicada el miércoles que Hillary Clinton la había llamado. Votará por ella y movilizará redes, sobre todo financieras, para derrotar al “deshonesto demagogo” que, según ella, es Donald Trump.
El representante republicano de Nueva York Richard Hanna se convirtió el martes en el primer republicano con una banca en el Congreso en anunciar que votará por Hillary Clinton en noviembre. Denunció la hipocresía de sus colegas que lamentan las declaraciones de Trump pero no las condenan.
“Creo que no basta con denunciar sus palabras: (Trump) no es capaz de representar a nuestro partido y no puede dirigir a nuestro país”, escribió Richard Hanna en una columna de opinión. El senador John McCain, quien denunció vivamente las declaraciones de Trump, se niega por ejemplo a retirarle públicamente su apoyo.
Frente a estas turbulencias, Trump mantiene el rumbo. Lejos de presentarse como un estadista magnánimo, promete represalias.
En una entrevista con el Washington Post prometió financiar en el futuro una comisión política para derrotar a candidatos, tanto demócratas como republicanos. “¿Incluido Ted Cruz, su exrrival en las primarias, que continúa desafiándolo?”. “Puede ser”, respondió Donald Trump.