Las relaciones económicas entre la UE y Latinoamérica siguen teniendo un potencial que está sin explotar, según un estudio de la Fundación EU-LAC, dedicado a la manera cómo han evolucionado los vínculos entre las dos regiones desde la crisis económica global de 2008.
La crisis, según el estudio que se presentará mañana, tuvo un impacto en las relaciones como la disminución del flujo de inversiones directas.
Sin embargo, hubo también una serie de cosas que se han mantenido como una alta complementariedad comercial, lo que hace más sorprendente que el nivel del intercambio siga teniendo un nivel relativamente modesto.
En eso último es en lo que el estudio ve un potencial por explotar y ve en esa dirección algunos desarrollos importantes como el establecimiento de la Celac, la reanudación de las negociaciones entre la UE y Mercosur para un acuerdo de libre comercio y evolución de G-20.
Además, pese a la creciente importancia económica y política de China y de Asia en general Europa y occidente “siguen siendo un punto de referencia cultural, institucional y político para la mayoría de los latinoamericanos”.
Sin embargo, el estudio enumera también una serie de problemas como el de que la eficacia de la Celac todavía está por verse.
Además, según el estudio, la agenda política en América Latina esté marcada todavía por la desunión y “el apego a una noción tradicional de soberanía nacional que aún constituye un importante obstáculo para la cooperación e integración política de la región”.
Para un mayor acercamiento entre la Unión Europea y Latinoamérica el estudio formula una serie de recomendaciones que empieza con que la UE y Mercosur muestra su compromiso para llevar a feliz término las negociaciones para un acuerdo de libre comercio.
Además, la UE debería conseguir que, una vez cerrado el tratado de libre comercio con EE.UU. ése se abra también a otros países, incluídos los países de América Latina.
Los países de América Latina, por su parte, debería buscar una forma de diálogo más efectiva con la UE para lo cual se sugiere el fortalecimiento de la Celac, y, en el marco del G20, se propone robustecer la cooperación de los países latinoamericanos y europeos miembros del grupo.