(Bloomberg) Hillary Clinton promueve la rectitud fiscal como virtud en su batalla por la presidencia contra el autoproclamado rey de la deuda Donald Trump. El problema es que por lo menos uno de los economistas progresistas más destacados del país no parece estar de acuerdo.
Si bien no comentó específicamente el programa económico de Clinton, el ganador del premio Nobel Paul Krugman planteó esta semana que este es el momento para que el gobierno tome más préstamos y se preocupe menos por la deuda. Argumentó que, con tasas de interés tan bajas, las inversiones en infraestructura muy necesaria como los aeropuertos y los puentes se pagarían solas al aumentar el potencial productivo de la economía.
“Aunque la política sigue incierta, es evidente lo que deberíamos estar haciendo”, escribió Krugman en una columna del 8 de agosto en The New York Times. “Es hora de que el gobierno federal tome préstamos e invierta”.
Clinton utilizará un discurso en una fábrica de Michigan el jueves para atacar a Trump por el programa de grandes reducciones de impuestos y desregulación que presentó en Detroit esta semana y que, según la candidata demócrata, no cuadra. La ex secretaria de Estado contrastó el plan del republicano con su propia prudencia fiscal, sosteniendo que el aumento del gasto que ella propone se compensa con aumentos de impuestos de igual magnitud a los ricos y las grandes empresas.
“No puede eludir los datos matemáticos”, declaró Clinton el 8 de agosto en un acto de campaña en St. Petersburg, Florida, mientras sostenía que las propuestas del multimillonario desarrollador llevarán a la recesión. En cambio, agregó, “yo he señalado cuáles son mis planes, lo que me parece que ayudará a la gente y cómo los pagaremos”.
Esto preocupa a Dean Baker del Centro de Investigaciones Económicas y Políticas, de tendencia liberal. Teme que el discurso de Clinton le ate las manos y haga que para el gobierno sea más difícil proporcionar a la economía la ayuda que necesita si la candidata gana las elecciones.
“Entiendo el aspecto político”, dijo Baker, que cofundó el centro con sede en Washington en 1999. Pero “estoy muy preocupado” por cómo presentó la cuestión del presupuesto.
El último discurso importante de Clinton sobre la economía fue en Raleigh, Carolina del Norte, en junio, cuando trató de tranquilizar a los votantes de las primarias demócratas en cuanto a que permanecería fiel a las posturas que había expresado en el último año aun cuando apuntaba a ampliar su atractivo. Sus asesores dijeron que en Michigan dará más detalles de los planes que delineó en Raleigh y marcará el contraste con la visión que expuso Trump.
La candidata del Partido Demócrata está tratando de afirmar y mantener la ventaja que ha acumulado sobre Trump en todas las encuestas nacionales llevadas a cabo desde la Convención Nacional Demócrata de fines de julio.
No todos coinciden con Krugman sobre la conveniencia de aumentar el gasto deficitario. Los halcones del presupuesto, con la Fundación Peter G. Peterson a la cabeza, hicieron hincapié en un futuro de crecientes desembolsos del gobierno por el envejecimiento de la población al proponer prudencia fiscal en este momento.