Caracas (Reuters).- Miles de venezolanos regresaron a las calles para protestar contra el Gobierno por los problemas económicos y de seguridad, mientras un líder opositor prepara una marcha desde la clandestinidad que amenaza con caldear las manifestaciones que ya han dejado tres muertos y cientos de heridos.
Leopoldo López, que enfrenta una orden de arresto después de haber sido señalado por el presidente socialista Nicolás Maduro como el responsable del derramamiento de sangre, promete entregarse a las autoridades tras la concentración convocada para mañana en el centro de Caracas.
Estudiantes protestaban hoy pacíficamente bloqueando vías principales en algunas zonas de la capital, generando más congestión en el ya caótico tráfico. En el interior del país petrolero, miles se concentraban en las principales ciudades.
“Estamos aquí apoyando a los estudiantes porque esta lucha no es sólo de ellos, es de todos los venezolanos”, dijo Alberto Gutiérrez, un jubilado de 71 años, junto a estudiantes en el este de Caracas, donde las protestas ya llevan seis días.
Venezuela está partida casi a la mitad entre quienes defienden a capa y espada los millonarios planes sociales del Gobierno que han beneficiado a gran parte de la población, y los que quieren a toda costa un cambio de rumbo, cansados de la vapuleada economía y la acuciante delincuencia.
Miles de opositores se enfrentaron el domingo a la policía antimotines en un calco de jornadas previas. Pero Maduro advirtió que no permitirá más protestas en Caracas.
“Llueva, truene o relampaguee, el fascismo no vuelve a entrar a Caracas (…) Caracas lo hemos declarado territorio libre de fascismo”, dijo el domingo en cadena nacional.