Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski (PPK) saldrán a la pesca del voto de los candidatos que no pudieron pasar a la segunda vuelta en este último tramo de la campaña, pero el bolsón de electores que engrosó el rubro de blanco y viciado será la especie más atractiva en esta caza y quizá termine definiendo al próximo presidente del país.
En la primera vuelta 3, 043,483 electores terminaron votando blanco o viciado, es decir, al 17% de la población que asistió a votar no le gustó ninguno de los candidatos que se presentaban, y fue un porcentaje solo ligeramente menor al que sacó la candidata de izquierda Verónika Mendoza (19%).
Este bolsón de electores es significativo si se toma en cuenta que los votos que separaron a Keiko Fujimori de PPK en la primera vuelta suman cerca de 2, 800,000, menos que el voto blanco y viciado registrado por la ONPE.
Y al comparar esta primera vuelta con la del 2011, se puede observar que el blanco y viciado creció en cerca de un millón de electores, dado que en las elecciones pasadas agrupó a 2, 052,571 o el 12.29% de la población que asistió a votar.
Factor Acuña y Guzmán
El analista electoral y profesor de Ciencias Políticas de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), Fernando Tuesta sostiene que este año el voto blanco y viciado se ha incrementado de manera significativa, probablemente, por el retiro de las candidaturas de Julio Guzmán y César Acuña.
“A mucha gente no le gustó el menú que le proponían, a mucha gente no le gustaron los candidatos. Además puede ser un sector que decía que quería votar por Julio Guzmán o César Acuña y como los retiraron, decidieron engrosar los nulos y blancos porque sentían que fue una injusticia”, explicó.
Los electores habilitados y que no sufragaron también representan un bolsón importante de votos. El ausentismo pasó de 3, 250,181 de personas o el 16.29% de la población con poder de voto en la primera vuelta del 2011 a 3, 945,833 o el 18.05% en estas elecciones.
¿Pero qué comportamiento tendría este bolsón de electores en este tramo final? La tendencia muestra que en la segunda vuelta de las elecciones del 2006 el voto blanco y viciado se redujo a la mitad de 16% a 8%, al igual que en el 2011 que pasó de 12.29% a 6.3%, sin embargo, el nivel de ausentismo sí se mantuvo igual.
Segunda vuelta polarizada
Tuesta sostiene que las segundas vueltas en el país suelen ser mucho más competitivas y polarizadas, lo que lleva a gran parte de ese bolsón de electores a definirse por uno u otro candidato, aunque es impredecible conocer su distribución en las primeras semanas de campaña.
“Inicialmente el voto blanco o nulo podrá aparecer inflándose en las encuestas porque los electores que votaron por candidatos que no pasaron a la segunda vuelta sienten una cierta frustración por su candidato, entonces algunos dicen que van a votar nulo o blanco, pero conforme avanza la elección esta tiende a distribuirse y dejan esa posición de nulidad”, mencionó.
Un dato interesante es que en 16 de los 26 distritos electorales el voto blanco y viciado es superior al promedio de 17%, sobre todo en las regiones donde venció la izquierda con Verónika Mendoza y Gregorio Santos y donde tiene presencia Keiko Fujimori.
Pero el analista político considera que en esta segunda vuelta ambos candidatos no solo deberán concentrarse en los votos blancos y viciados, sino también en el de los que no fueron a votar y el de los candidatos que no pasaron a segunda vuelta, es decir, cerca de 12 millones de peruanos, o el 60% de la población habilitada.