Ciudad del Vaticano (AP). — En sus primeros comentarios públicos sobre el escándalo más reciente que sacude al Vaticano, el papa Francisco dijo el domingo que el robo de los documentos que describen la malversación financiera de la Santa Sede fue “un delito” y se comprometió a seguir con las reformas de la Iglesia.
Al hablar ante los fieles congregados en la plaza de San Pedro, el papa afirmó que publicar los documentos en dos libros lanzados la semana anterior “fue un acto deplorable que no ayuda”.
Los libros, “Mercaderes en el Templo” de Gianluigi Nuzzi y “Avaricia” de Emiliano Fittipaldi, detallan la mala administración y supuesta avaricia en el Vaticano, y son vistos como parte de una lucha amarga entre los reformistas y la vieja guardia.
“Este hecho triste ciertamente no me desviará de la labor de reforma que estamos siguiendo con mis colaboradores y el apoyo de todos ustedes”, declaró el papa ante las aclamaciones de la multitud.
Entre las revelaciones en “Mercaderes en el Templo”, Nuzzi escribe que el costo de santidad puede ascender hasta medio millón de dólares y cuenta la historia de un monseñor que supuestamente rompió el muro de su vecino, un sacerdote enfermo, para ampliar su departamento.
Fittipaldi, en tanto, afirmó que la fundación de un hospital para niños pagó 200.000 euros (US$ 215.000) para la remodelación del departamento de quien era el número dos del Vaticano en ese momento, el cardenal Tarcisio Bertone, y que cerca de 400.000 euros donados por feligreses alrededor del mundo para ayudar a los pobres fueron canalizados para pagarle a la administración del Vaticano.
El papa subrayó que los documentos filtrados fueron el resultado del curso de la reforma que él comenzó y que ya se habían tomado medidas para hacer frente a los problemas, “con algunos resultados a la vista”.
El papa Francisco convirtió en una prioridad el reformar la burocracia vaticana conocida como la Curia, un enjambre de intriga y chismes. Designó a una comisión de ocho expertos en 2013 para reunir información y hacer recomendaciones, luego de que un descubrimiento anterior ayudara a conducir a su predecesor, el papa Benedicto XVI, a una renuncia histórica.
Dos antiguos miembros de esa comisión han sido detenidos como parte de una investigación sobre los documentos robados.
La semana pasada, el Vaticano describió los libros como “fruto de una grave traición a la confianza otorgada por el papa y, por lo que respecta a los autores, de una operación para tomar ventaja de un acto gravemente ilícito de entrega de documentación confidencial”.
Añadió que la publicación no ayuda “de ninguna forma a establecer claridad y verdad, sino más bien genera confusión y conclusiones parciales y tendenciosas.