Ciudad del Vaticano (Reuters).- El Papa Francisco denunció lo que llamó una “cultura del despilfarro” en un mundo cada vez más consumista y dijo que tirar comida en buen estado era como robarle a los pobres.
“Nuestros abuelos solían remarcar que no había que tirar la comida que sobraba. El consumismo nos ha acostumbrado a despilfarrar comida diariamente y somos incapaces de ver su valor real”, dijo Francisco en su audiencia semanal en la Plaza de San Pedro. “Tirar comida es como robar de la mesa de quienes son pobres y tienen hambre”, agregó.
Desde que asumió en marzo, el Papa Francisco ha dicho que quiere que la Iglesia Católica de 1,200 millones de fieles defienda a los pobres y sea más austera. También realizó varios llamamientos a una reforma financiera global.
Unos 1,300 millones de toneladas de comida, o una tercera parte de lo que se produce para el consumo humano, se pierde o se desperdicia cada año, según la agencia de alimentos de Naciones Unidas.
En el mundo industrializado la mayoría de los desechos son generados por los consumidores, usualmente porque compran demasiado y deben tirar lo que no llegan a comer.
Un estudio respaldado por la ONU difundido el miércoles dijo que medidas simples como un mejor almacenamiento y la reducción de porciones grandes podría bajar marcadamente la cantidad de alimentos que terminan en la basura.
En restaurantes estadounidenses, los comensales desecharon el 9% de las comidas que compraron, en parte por una tendencia a incrementar las porciones de todo, desde una hamburguesa con queso hasta los refrescos, dijo el reporte del Instituto de Recursos Mundiales y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Francisco dijo que la “cultura del desperdicio” era especialmente deplorable considerando la prevalencia del hambre en el mundo. Naciones Unidas dice que el hambre afecta a unas 870 millones de personas, con 2,000 millones con al menos una deficiencia nutricional.
El pontífice nacido en Argentina advirtió que demasiado foco en el dinero y el materialismo significaba que las crisis financieras eran vistas como tragedias mientras que el sufrimiento humano se había vuelto normal y era ignorado. “De esta manera las personas son desechadas como si fueran basura”, concluyó.