(Reuters).- El líder opositor venezolano Leopoldo López, sindicado por el gobierno de Nicolás Maduro como responsable de las protestas que estremecen al país petrolero, dijo en un vídeo difundido ayer que se presentará mañana ante la justicia.
López tiene una orden de arresto y es buscado por cargos que incluyen terrorismo y homicidio, luego de convocar a una manifestación contra el gobierno de Maduro que terminó con tres muertos, cientos de heridos y cuantiosos daños.
El dirigente opositor, cuyo paradero se desconoce, utilizó un vídeo de tres minutos para convocar a una marcha mañana, elevando la tensión en la polarizada nación sudamericana.
“Si hay alguna decisión de, ilegalmente meterme preso, pues allí estaré para asumir esa decisión y esa persecución infame por parte del Estado”, agregó, detallando que la marcha concluirá en la sede del Ministerio del Interior y Justicia.
López, un economista educado en Harvard que lidera el ala dura de la oposición, dijo que estaba en el país y que no planeaba viajar, como adelantaron aliados de Maduro.
En la víspera, en el quinto día de protestas en Caracas y en las principales ciudades del país, la policía dispersó nuevamente a los manifestantes con bombas lacrimógenas, pero los enfrentamientos no escalaron como en jornadas previas.
Los disturbios han causado inquietud en la región y el Departamento de Estado de Estados Unidos dijo estar “preocupado” por la tensión que acompaña las protestas.
“Le he dado la orden al Canciller de proceder a declarar persona no grata y expulsar a tres funcionarios consulares de la embajada de Estados Unidos (…) ya tenemos dos meses viéndolos en las universidades privadas haciendo reuniones”, dijo Maduro, que en octubre expulsó a otros tres diplomáticos.
Los manifestantes, en su mayoría estudiantes, permanecen firmes en las calles y aseguran que no se replegarán hasta que el heredero del fallecido Hugo Chávez renuncie. Sin embargo, no hay indicios de que ello pueda ocurrir.
Las protestas expusieron una fractura dentro de la oposición, donde el mayoritario sector moderado liderado por el dos veces candidato presidencial Henrique Capriles sostiene que la violencia sólo favorece al Gobierno, mientras que otros grupos auspician posiciones más radicales.