Caracas, (AFP).- El opositor Leopoldo López, el más radical y emblemático de los políticos presos en Venezuela, salió este sábado de madrugada de prisión y está bajo arresto domiciliario en su casa de Caracas.
El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela le otorgó arresto domiciliario por problemas de salud, según confirmó la corte en su cuenta oficial de Twitter.
“Sala Penal del TSJ otorga casa por cárcel a Leopoldo López por problemas de salud”, subrayó la corte, que precisó se trata de una “medida humanitaria ajustada a Derecho” concedida el viernes por el presidente del tribunal, Maikel Moreno.
Según informó uno de sus abogados en España, Javier Cremades, López está en su casa de Caracas con su esposa Lilian Tintori y sus dos hijos. “Aún no es libre, sigue bajo arresto domiciliario. Le sacaron de madrugada”, dijo en Twitter.
“La casa por cárcel de Leopoldo López no implica modificación de su condena. La perversa justicia bolivariana aún tiene sus garras sobre el”, agregó Cremades.
“Feliz de que Leopoldo López haya vuelto a casa”, tuiteó el jefe de gobierno español Mariano Rajoy.
López, de 46 años, fue arrestado en febrero de 2014 bajo cargos de “incitación a la violencia” durante las protestas que por unos cuatro meses exigieron ese año la renuncia del presidente venezolano, Nicolás Maduro, que dejaron 43 fallecidos.
Tintori aún no emite reacción, pero había dicho en Twitter el viernes que las autoridades venezolanas le habían dejado ver a su esposo después de 32 días de incomunicación.
“¡Nos da gran alegría que Leopoldo López esté en su casa con su familia! ¡Tiene que darse su libertad plena como a todos los presos políticos!”, reaccionó el dirigente opositor Henrique Capriles.
El diputado opositor Henry Ramos Allup aseguró que la medida sustitutiva de arresto domiciliario debe “ser un avance hacia la libertad plena”.
La liberación de López fue autorizada por el TSJ, acusado de seguir los dictados del gobierno, en momentos en que Venezuela vive una alta tensión con una ola de manifestaciones de la oposición, que pide la salida del poder de Maduro y que deja 91 muertos, en medio de una grave crisis económica.
La ONG Foro Penal asegura que, con las detenciones en la ola de protestas que empezó el 1 de abril subió de un centenar a 433 el número de “presos políticos”, que el gobierno no reconoce sino que asegura que se trata de presos por actos de violencia.
“Muestra de debilidad”
López se convirtió en el símbolo de los opositores venezolanos presos, entre ellos el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, también bajo arresto domiciliario, y el exalcalde de San Cristóbal (oeste) Daniel Ceballos, bajo cargos de conspiración.
“Casa por cárcel a Leopoldo López indica cuán desesperados y divididos están, una muestra de debilidad de un régimen acorralado”, agregó Cremades.
A fines del año pasado, a instancias de la mediación internacional, el gobierno aceptó el acompañamiento del Vaticano y liberó a varios activistas detenidos, pero de bajo perfil.
López fue visitado en varias ocasiones por el expresidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, la última vez el pasado 4 de junio, cuando también asistió la entonces canciller Delcy Rodríguez y el dirigente chavista Jorge Rodríguez -hermano de la ministra-.
En ese entonces, López llamó a los venezolanos a continuar protestando en las calles y su esposa negó que se estuviera negociando una medida de casa por cárcel a cambio de la desactivación de las manifestaciones.
“Leopoldo jamás va a negociar su libertad, primero está la libertad de todo un país. No se trata de la libertad de un hombre, sino de toda Venezuela”, manifestó Tintori en esa ocasión, una día después de la reunión.
A finales de junio, en un video difundido por su esposa en las redes sociales, López denunció a gritos que lo estaba siendo torturado en su celda de la prisión militar de Ramo Verde, en las afueras de Caracas.
Pero el gobierno lo desmintió mostrando fotografías -supuestamente de fecha actual- en las que lucía recibiendo alimentos enviados por su familia.
En abril pasado, unos 2.000 venezolanos se movilizaron hacia las cárceles donde estaban recluido López y otros opositores, para reclamar en las afueras su libertad y exigir elecciones generales.
La defensa alega que López fue condenado por motivos políticos y con pruebas “manipuladas”, violando sus derechos procesales, y que la justicia está al servicio del gobierno.