Caracas (Reuters).- La oposición venezolana prometió hoy una respuesta contundente, pero pacífica, tras la paralización del proceso que promovió para activar un referéndum revocatorio contra el mandato del presidente socialista Nicolás Maduro.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) pospuso hasta nuevo aviso el plebiscito, una decisión que prácticamente eliminó la posibilidad de que se celebre antes del 10 de enero del 2017.
De acuerdo a la Constitución, si Maduro fuera revocado después de esa fecha, no se celebrarían nuevas elecciones y sería su vicepresidente quien culminaría el mandato en enero del 2019, lo que asegura la permanencia en el poder del chavismo.
“La respuesta que vamos a dar no será la sumisión ni la violencia, será la lucha”, dijo Jesús Torrealba, secretario ejecutivo de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
“No lograrán que respondamos con la bilis y no con el cerebro. No podrán sembrar el miedo en los venezolanos”, agregó en una entrevista con la emisora Unión Radio. A fines de la tarde la oposición informará de su plan de acción.
El CNE dijo el jueves que pospuso el paso previo para convocar al revocatorio -una recolección de firmas prevista para la próxima semana- acatando órdenes de tribunales regionales que denunciaron fraude en la primera colecta de rúbricas que había validado en agosto.
“La recolección del 20% era una válvula de escape democrática. No se había visto algo así en la historia judicial del país. No hay respeto a la Constitución, ni independencia de poderes en Venezuela”, opinó el jurista y defensor de varios presos de conciencia, José Vicente Haro
“Cuando esto sucede es que no hay democracia. Ya en Venezuela hay una dictadura”, agregó.
La oposición acusa que el CNE, por órdenes del Gobierno, está torpedeando intencionalmente el proceso para evitar que el referéndum se produzca este año.
El CNE, sin embargo, ha dicho que actúa conforme a la ley, y partidarios del gobierno calificaron dijeron el viernes que la suspensión era “justa”.
“En la calle”
Venezuela atraviesa una de las peores crisis de su historia reciente con la inflación más alta del mundo, recesión económica, constantes fallas en los servicios públicos y escasez de bienes básicos, medicinas y repuestos.
Las tribulaciones han golpeado la popularidad de Maduro, heredero político del fallecido Hugo Chávez, y, según una reciente encuesta de la firma Datanálisis, hasta un 71,8 por ciento de los entrevistados votaría por revocar su mandato.
Unos pocos universitarios protestaban el viernes a las afueras de sus casas de estudio en Caracas y, para el sábado, otros convocaron a protestar en una autopista de la capital.
Algunos de los opositores más radicales llamaron a la desobediencia civil: “esta dictadura no nos va a regalar nada, el cambio tenemos que conquistarlo, en paz y en democracia, y sobre todo, en la calle”, dijo el partido Voluntad Popular, del encarcelado líder opositor Leopoldo López.
A principios del 2014, protestas antigubernamentales dejaron 43 muertos. Hoy, con una peor situación económica y los ánimos caldeados, analistas creen que un estallido social está a la vuelta de la esquina.
“La crisis política y económica de Venezuela no muestra signos de disminuir en el próximo año, elevando el potencial para un levantamiento violento generalizado”, opinó Peter Hoflich de BMI Research, una unidad de Fitch Group.
El líder de la oposición venezolana y dos veces candidato presidencial, Henrique Capriles, denunció que a él y a otros siete líderes políticos, se les prohibió la salida del país.