Caracas (Reuters).- La coalición opositora de Venezuela le arrebató al socialismo gobernante el control del parlamento por primera vez en 16 años en las elecciones del domingo, impulsada por el descontento de muchos venezolanos ante una grave crisis económica.
La oposición logró al menos 99 escaños de los 167 de la Asamblea Nacional unicameral y el chavismo cuanto menos 46, según datos difundidos en la madrugada del lunes por el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Como aún faltaban curules por adjudicar, no quedaba claro si la oposición tendría los suficientes diputados como para lograr una mayoría de tres quintas partes o de dos tercios del parlamento y las potestades que derivan de eso.
Pero como mínimo, la coalición opositora con la mayoría simple podrá aprobar el presupuesto nacional y créditos adicionales, iniciar investigaciones a funcionarios públicos y aprobar una publicitada Ley de Amnistía que busca liberar a quienes consideran “presos políticos”, entre otras cosas.
El triunfo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), ampliamente esperado por analistas, supone un punto de quiebre que abriría un nuevo balance de fuerzas en Venezuela y daría vigor a una oposición que, por primera vez desde que el fallecido Hugo Chávez asumió en 1999, actuaría de contrapeso.
“Hemos venido con nuestra moral, con nuestra ética, a reconocer estos resultados adversos”, dijo el presidente Nicolás Maduro, que ha sufrido una erosión en su popularidad por la crisis económica, en un mensaje televisado. “Siempre supimos que nadábamos contra la corriente y no nos escondimos”, anotó.
¿Principio del fin?
Para muchos dirigentes opositores, la victoria el domingo supone el principio del fin del chavismo.
“Con esta victoria empieza un ciclo en la vida política institucional de Venezuela”, dijo Jesús Torrealba, jefe de la MUD. “Triunfamos con el arma más poderosa, porque creemos en la democracia, el voto. Venezuela quería un cambio y ese cambio empezó, gracias Venezuela, ¡Gloria al bravo pueblo!”.
Ondeando banderas con los colores venezolanos, lanzando fuegos artificiales y tocando la bocina de sus autos, muchos militantes de la oposición festejaban mientras otros se abrazaban y besaban en el comando de la MUD, al este de Caracas.
Analistas aseguran que la coalición se benefició, en parte, del voto castigo contra el oficialismo por el pésimo desempeño económico y que la oposición aún está lejos de ser una fuerza dominante en el polarizado país.
“Yo fui chavista y orgulloso de serlo. Pero ¿cómo puedo seguir así cuando mi sueldito ni me alcanza para darle comida a mis hijos?”, dijo Rodrigo Durán, un vigilante de 28 años en un centro de votación en el este de Caracas.
A pesar de la victoria del domingo, la oposición venezolana tendrá que remar mucho si quiere convertirse en la fuerza preponderante del país y cambiar la ecuación política que ha marcado el pulso de Venezuela en lo que va del siglo.
El Gobierno de Maduro aún cuenta con una base de apoyo popular sólida y controla el resto de poderes públicos desde donde puede, incluso, obstaculizar leyes propuestas por el parlamento.
“Administren muy bien ese triunfo que han obtenido y ojalá puedan ponerse en sintonía de la necesidad de millones de que cese la guerra contra nuestra economía y nuestro pueblo”, dijo Maduro, aludiendo a sus acusaciones contra la oposición de boicotear la economía venezolana en busca de desbancarlo.
Si logra fortalecerse más, la oposición podría pujar por un referéndum revocatorio contra Maduro, constitucionalmente permitido a partir de abril de 2016, a la mitad de su período de seis años.
“Muchos no se imaginan en los sitios donde se ganó y con la contundencia con la que se ganó”, dijo el líder de la oposición Henrique Capriles en una transmisión a través de Periscope.
Los venezolanos acudieron a las urnas para expresar su opinión mientras el país sufre de una tenaz escasez de bienes básicos y una alta inflación. Pese a que el voto no es obligatorio, un 74% de los 19.5 millones de empadronados sufragó.
Desde que Maduro asumió como presidente en abril del 2013, la crisis de la economía venezolana se acentuó con el derrumbe de los precios del crudo, fuente de un 90 por ciento de sus divisas del país miembro de la OPEP.