(Bloomberg) La incursión de Turquía en Siria refleja un cambio en su anterior posición de que el presidente Bashar al-Assad debe ser apartado del poder en cualquier solución, y puede empezar a cerrar la brecha entre las coaliciones internacionales que han contribuido a la persistencia de la guerra civil en el país, dicen analistas y diplomáticos.
En los últimos meses, Turquía ha indicado su disposición a aceptar un papel de transición para Assad en una solución política, algo que, según Unal Cevikoz, un alto diplomático turco retirado, constituye un cambio importante.
“Turquía se ha dado cuenta de que hay retos más importantes que quitar a Assad “, dijo Cevikoz, y eso a su vez ha permitido que mejoren las relaciones de Ankara con Rusia e Irán, los principales respaldos de Assad. Turquía no habría lanzado la “Operación Escudo Éufrates” el miércoles sin contar con la aprobación de Rusia, dijo.
Existen marcadas divisiones entre las potencias externas implicadas en el conflicto de Siria en cuanto al destino de Assad. Turquía y los países del Golfo Pérsico han sostenido que debe retirarse antes de cualquier solución, mientras que Rusia e Irán han demandado su permanencia en el poder. Estados Unidos tiene una postura intermedia, abierta a asignarle un papel de transición.
Los desafíos que Ankara considera ahora más prioritarios que Assad incluyen la lucha contra el Estado islámico, que ha intensificado su campaña terrorista dentro de Turquía y –lo que es más importante- detener el avance de las fuerzas kurdas a lo largo de la frontera entre Siria y Turquía. Turquía considera que la milicia kurda en Siria es una rama del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, o PKK, una fuerza insurgente a la que está tratando de aplastar dentro de sus fronteras.
La incursión del miércoles arrastra a Turquía a un conflicto que ya ha involucrado a Rusia e Irán, que ha durado más que la guerra de 1992 a 1995 en Bosnia y que ha costado la vida a más personas. Y como Turquía ya acoge a 2,5 millones de refugiados sirios, el caos al otro lado de su frontera todavía constituye un creciente reto.
Tanques y fuerzas especiales turcas acompañaron al Ejército Sirio Libre al otro lado de la frontera hoy por la mañana en su camino a Jarablus, al este del Éufrates y en poder del Estado Islámico. Funcionarios turcos dijeron que la operación también tendría como blanco las fuerzas kurdas, que recientemente tomaron Manbij, ubicado 20 millas (32 kilómetros) al sur de Jarablus.
El enfoque sobre las milicias kurdas podría generar más tensiones en las relaciones con Estados Unidos, dado que los kurdos de Siria son aliados clave de Estados Unidos en la lucha contra el Estado Islámico. En lugar de ello, la operación parece haber proporcionado un terreno de cooperación allí también.
Visita de Biden
Estados Unidos no sólo dijo que apoya la operación de Turquía, sino que en una visita a Ankara el miércoles, el vicepresidente Joe Biden respaldó la demanda turca de que las fuerzas kurdas se retiren al este del río Éufrates. Eso significaría renunciar a Manbij, que tomaron del Estado Islámico el 12 de agosto con la participación de Estados Unidos.
“La captura de Manbij cambió las cosas drásticamente”, dijo Joshua Landis, director del Centro de Estudios para Oriente Medio de la Universidad de Oklahoma, quien ha dirigido un influyente foro de comentarios de Siria durante buena parte de la guerra. “Las fuerzas especiales estadounidenses ayudaron a los kurdos a capturar una franja de territorio que los acercó a crear un estado kurdo. Claramente eso aterrorizó a los turcos”.
Robert Ford, ex embajador de Estados Unidos en Siria, dijo en una entrevista telefónica desde Estados Unidos que después de que el apoyo de Estados Unidos a las YPG kurdas, o unidades populares de protección, creó tensiones con Turquía, “los estadounidenses están optando por no resistir”.
Turquía viene pugnando desde hace años por crear un colchón a lo largo de su frontera con Siria para impedir que los kurdos de Siria conecten las dos áreas que controlan y establezcan su propio estado, que han llamado Rojava. Pero el presidente turco Recep Tayyip Erdogan no había logrado convencer a Estados Unidos de que lo ayudara con la zona de amortiguación, y no estaba dispuesto a actuar en solitario. Se habría enfrentado a la oposición del régimen de Assad, así como a la de sus apoyos rusos e iraníes. Este cálculo parece haber cambiado ahora.
Rusia
“Lo interesante es que básicamente Rusia no ha reaccionado” ante la incursión turca, dijo Dmitri Trenin, director de la Oficina de Moscú de Carnegie Endowment for International Peace. “Los rusos entienden el legítimo interés de Turquía en la cuestión kurda, y parece que Rusia podría haber aceptado no oponerse a una operación limitada a cambio de que Turquía coopere más en un acuerdo político con Assad”.
Las actitudes hacia los kurdos también parecen estar cambiando más, ya que los combatientes del YPG han pasado de tomar territorio habitado principalmente por kurdos a tierras predominantemente árabes. El ejército de Siria, que anteriormente había tratado a los kurdos como neutrales si no aliados, bombardeó recientemente posiciones de YPG, arriesgándose a un choque con Estados Unidos.
“Cada vez más países se han alineado para contener a los kurdos en Siria”, dijo Ayham Kamel, director de Eurasia Group para Oriente Medio y el Norte de África. “El régimen sirio, Rusia, Irán y Turquía están interesados en contener a los kurdos en Siria y por primera vez están dispuestos a adoptar medidas concretas para lograr que esto suceda”.
Turquía también podría haber aprendido de la entrada de Putin a la guerra siria el año pasado, que le ha dado una voz fuerte en la mesa diplomática. “Esta acción inevitablemente da a Turquía un lugar en el proceso de paz”, dijo Ilter Turan, profesor de ciencias políticas de la Universidad Bilgi de Estambul.
Eso no necesariamente deja a Estados Unidos en una posición incómoda, siempre y cuando pueda evitar un choque entre sus aliados kurdos y turcos, de acuerdo con Ozgur Unluhisarcikli, que encabeza la oficina en Ankara de German Marshall Fund, un centro de investigación. Dijo que el cambio de Turquía en su política con respecto a Assad está ayudando a que surja un nuevo enfoque internacional.
“Ahora parece que todo el mundo está convergiendo alrededor de la posición de Estados Unidos, que es que se requiere una solución pero que Assad no puede permanecer en el poder de forma permanente, aunque sí puede ser parte de una transición”, dijo Unluhisarcikli.