La Iglesia católica pidió al presidente venezolano Nicolás Maduro “retirar” su convocatoria a una Asamblea Constituyente, según una carta dirigida al mandatario, difundida este lunes.
La Conferencia Episcopal (CEV), que el pasado viernes consideró al gobierno de Maduro como una “dictadura”, incluyó el pedido en una serie de planteamientos para resolver la crisis política.
Para los obispos venezolanos, que celebran su asamblea anual, es “urgente” que Maduro deponga la Constituyente si quiere resolver la escasez de alimentos y medicinas, los problemas de inseguridad y “devolverle” al país la institucionalidad democrática.
En tal sentido, la CEV también solicita al gobernante “reconocer la autonomía de todos los poderes públicos”, mencionando al Parlamento de mayoría opositora y a la Fiscalía, cuya titular, la declarada chavista Luisa Ortega, enfrenta un proceso de destitución tras romper con Maduro y abrir una brecha en el oficialismo.
La otra recomendación es “asumir e implementar los acuerdos” de un diálogo emprendido el año pasado por gobierno y oposición con acompañamiento del Vaticano, suspendido en diciembre tras acusaciones mutuas de incumplimiento.
El viernes, cuando se instaló la reunión de los prelados, el presidente de la CEV, Diego Padrón, advirtió que la elección de la Constituyente, el 30 de julio, consolidará “una dictadura militar, socialista, marxista y comunista”.
Instalaciones de las iglesias católicas -excepto los templos- serán utilizadas en un plebiscito simbólico que prevé realizar la oposición el próximo domingo para rechazar el proyecto de Maduro, entre protestas que dejan 92 muertos desde que se iniciaron el pasado 1 de abril.
La dirigencia opositora ha anunciado que arreciará sus movilizaciones para “impedir” la Constituyente, que consideran un “fraude” de Maduro para atornillarse en el poder.
El presidente y altos funcionarios acusan reiteradamente a la cúpula eclesiástica de actuar como un “partido político” opositor e ignorar llamados a diálogo del papa Francisco.
Sin embargo, el texto, fechado el sábado, subraya que el pontífice sigue “con gran preocupación” la situación venezolana y ha dirigido a los arzobispos y obispos “palabras de solidaridad”.