AFP.- Nada separa los catres en los que yacen los hombres, mujeres y niños alojados en este antiguo galpón. En el centro para el tratamiento del cólera de la comuna de Carrefour, cerca de Puerto Príncipe, los pacientes no tienen ninguna privacidad.
Djelile Pierre alimenta con una jeringa a su hija de 5 años, hospitalizada desde hace tres días. “No pensé que fuera a sobrevivir”, dice la mujer de 24 años. “Aún está muy débil y rechaza cualquier alimento”.
Por haber bebido agua no tratada o ingerido una comida mal preparada, la niña se enfermó de cólera, como le ha ocurrido a los cerca de 800,000 haitianos desde que comenzó la epidemia en octubre de 2010.
La ONU finalmente admitió, a regañadientes, la responsabilidad de sus cascos azules de Nepal en la introducción de la enfermedad en Haití, pese a recordar que las demandas en su contra por esta causa no fueron admitidas por la justicia estadounidense.
Pero los equipos médicos que se encuentran en el terreno están preocupados sobre todo por la falta de dinero. Ahora, las organizaciones humanitarias no intervienen más que para evitar la propagación.
Estructuras sanitarias deplorables
“Dejamos de trabajar completamente en las infraestructuras sanitarias y de agua potable”, lamenta Emilie Bernard, directora de Acted para Haití. “No hacemos más que poner una curita en una fractura expuesta”.
Seis años después del inicio de la epidemia, las infraestructuras sanitarias siguen siendo deplorables: el 72% de los haitianos no tiene cuartos de baño en sus casas y, según la ONU, el 42% todavía no cuenta con acceso seguro al agua potable.
Una situación aún más problemática si se toma en cuenta que cada semana aparecen 500 nuevos casos de cólera. Haití se enfrenta a la peor epidemia de su historia reciente.
“Desde principios de año, tenemos 25,000 casos en el país”, dice Jean Ludovic Metenier. “En República Democrática del Congo, un país con diez veces más habitantes, desde enero solo hay 15,000 casos”.
El hecho de que la alarmante crisis sanitaria que castiga a Haití ya no convoque el interés de la comunidad internacional desalienta enormemente a los equipos que actúan desde hace seis años contra la epidemia.
“El cólera puede eliminarse si se cuenta con los medios”, insiste Metenier. “El ébola, que ha tenido el mismo impacto en términos de mortalidad, ha movilizado 1,500 millones de dólares. La epidemia de cólera en Haití ha movilizado desde 2010 apenas 300 millones”.
Sobre el terreno, la falta de dinero tiene repercusiones terribles.