San Petersburgo, Rusia (Reuters).- El presidente estadounidense Barack Obama desafió la presión de otros líderes mundiales para que abandone planes para realizar ataques aéreos contra Siria, evidenciando profundas divisiones en una cumbre del G20 en la que el viernes quedaron opacados los esfuerzos para revivir la economía global.
Los líderes del Grupo de los 20, que reúne a las principales economías desarrolladas y en vías de desarrollo a nivel mundial, emitieron un comunicado que indicó que la economía global aún no ha salido de la crisis pero que tiene esa tendencia.
Pero Obama y el presidente ruso Vladimir Putin continuaron enfrentados sobre el tema Siria tras una discusión a la hora de la cena en torno a la guerra civil en Oriente Medio, discusión que se extendió hasta bien entrada la noche del jueves.
“Hubo una larga discusión con una clara división del grupo”, dijo una fuente del G20 sobre la cena realizada en un palacio de la era zarista en la ex capital de la Rusia imperial, San Petersburgo.
Autoridades japonesas expresaron que hubo un “intercambio de opiniones sinceras” sobre Siria.
Washington dice que tropas leales al presidente sirio Bashar al-Assad perpetraron un ataque con gas venenoso que asesinó a más de 1,400 personas en suburbios en manos de rebeldes cerca de Damasco el 21 de agosto. Pero Moscú señala que no hay pruebas de que los grupos opositores a Assad no fueron los responsables.
Sin poder obtener el respaldo del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para una acción militar debido a la oposición por derecho a veto de Rusia, Obama está buscando el apoyo del Congreso de Estados Unidos.
El mandatario estadounidense se mantuvo firme en San Petersburgo pese a una advertencia del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, sobre la necesidad de encontrar una solución política para poner fin a la guerra. “Cada día que perdemos es un día más en el que mueren civiles inocentes”, dijo Ban.
Obama también dijo a los líderes del G20 que era importante sostener las normas internacionales contra las armas químicas y describió al Consejo de Seguridad de la ONU como paralizado.
Participantes de la cena dijeron que la tensión entre Putin y Obama era palpable, pero que fueron amables entre sí y que parecían esforzarse por evitar una intensificación.
Obama también expuso su postura sobre Siria el viernes en charlas con el presidente chino Xi Jinping, cuyo país se opone a una acción militar y también tiene poderes de veto en el Consejo de Seguridad.
Sin hacer referencia a Siria, Obama declaró antes de la reunión con Xi: “Aunque seguirá habiendo algunos desacuerdos significativos y fuentes de tensión, confío en que pueden solucionarse”.