“El Estado no tiene indicadores para medir si programas sociales cumplen con su objetivo final”

La pobreza monetaria en el Perú, según cifras oficiales, ha disminuido 14 puntos porcentuales desde el 2007 y cerró el 2011 en 28%. Sin embargo, no existen datos que atribuyan esta mejora a alguno de los 20 programas de apoyo social que existen en el país.

El Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social ya cumplió un año. Junto con los sectores de salud y educación, el presupuesto para programas sociales ha aumentado en S/. 6,096 millones en los últimos cinco años, sin que el Estado implemente indicadores para medir si estos programas están siendo exitosos “en términos de sus objetivos finales”.

Así lo consideró Álvaro Monge, socio de Macroconsult, quien además señaló que los resultados de los programas sociales que salen en los medios califican más como “ampliaciones operativas”. Esto implica que en la reducción de la pobreza monetaria del país, que cerró el 2011 en 28%, es imposible saber cuánto de ella es atribuible a la efectividad de estos programas.

“¿Cómo se mide si un programa social está siendo o no exitoso? Básicamente a través de nuevos beneficiarios, de la construcción de conexiones eléctricas, etc. Esos son los indicadores que actualmente el Estado tiene disponibles. No tiene indicadores para medir si sus programas sociales están siendo exitosos en términos de sus objetivos finales: nutrición, pobreza, etc.”, detalló.

Permanencia dañina
Otro de los problemas que señaló es la inexistencia de mecanismos de salida de estos programas, razón por la que la filtración no se debe necesariamente a nuevos beneficiarios que “no deberían estar ahí”, sino a personas que ya salieron de la pobreza pero siguen recibiendo beneficios.

Según cifras que Monge maneja, el presupuesto para los programas sociales se situó en S/. 16,416 millones en el 2012, representando el 3.2% del PBI peruano. Desde el 2007, mostró el economista en taller organizado por el CIES, el promedio de este presupuesto respecto del PBI se ha mantenido en 3%, lo cual evidencia un “débil esfuerzo” dedicado a este sector.

Pero Monge resaltó que, a pesar de estas deficiencias, el Perú si provee apoyo social que genera productividad y acumulación de capital humano, aunque el número de programas aún es reducido. Juntos es un ejemplo de ello, ya que condiciona la subvención al beneficiario a una serie de tareas que cumplir.

“La idea es que yo le doy a la madre S/. 100 y pongo como condición que lleve a su hijo a la escuela, demuestre que está asistiendo al 80% de las clases y que lleve controles de crecimiento. Estos son los mecanismos por los que ‘Juntos’ tratan de responder a la transmisión intergeneracional de la pobreza”, anotó el economista.

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