(Reuters) Ministros clave del gabinete de Donald Trump se reunieron con sus pares mexicanos, en un intento por aplacar la irritación del país latinoamericano derivada de nuevas políticas migratorias que incluyen deportaciones rápidas de indocumentados.
El secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, y el secretario de Estado, Rex Tillerson, se reunieron en Ciudad de México con el canciller mexicano, Luis Videgaray, y el secretario de Gobernación, Miguel Osorio.
Más tarde fueron recibidos por el presidente Enrique Peña Nieto en una reunión de la que no trascendieron detalles de inmediato.
Durante un mensaje conjunto de los cuatro funcionarios, Kelly repitió varias veces que no habrá deportaciones masivas de mexicanos y que las detenciones de inmigrantes indocumentados que se están produciendo, incluso de algunos que tienen documentos, no son una operación militar.
“No habrá, repito, no habrá deportaciones masivas y todo lo que estamos haciendo en el Departamento de Seguridad Nacional será hecho legalmente y de acuerdo al sistema legal y de derechos humanos de los Estados Unidos”, afirmó.
“Escuchen esto: no, repito, no hay uso de fuerza militar en las operaciones de inmigración”, manifestó.
Sin embargo, horas antes Trump dijo en una rueda de prensa que la operación era militar y que la idea era expulsar del país a delincuentes, tales como capos del narcotráfico, por primera vez “a una velocidad nunca antes vista”.
Inmigrantes deportados en los últimos días, entrevistados por Reuters en la ciudad fronteriza de Tijuana, cerca de San Diego, California, dijeron que fueron expulsados por delitos menores, como beber mientras conducían. Algunos señalaron que no les dieron la opción de presentar un juicio de deportación.
Activistas que defienden a los inmigrantes creen que las deportaciones serán masivas, sobre todo porque los nuevos lineamientos publicados esta semana hablan de la incorporación de 15,000 agentes para el ICE, el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas estadounidense.
“Lo que estamos mirando (viendo) es que por lo regular no simplemente van contra las personas que tienen antecedentes, sino que las nuevas órdenes abren la posibilidad de que personas que se encuentran en el país sin documentos sean aprehendidos en esas redadas de migración y deportadas”, dijo Pedro Ríos, dirigente de Derechos Inmigrantes con sede en San Diego.
Alta tensión
Tras el mensaje, los hombres clave de ambos países, que comparten una conflictiva frontera de 3,200 kilómetros, mostraron cierta tensión y fue después de varios segundos de haber terminado de hablar que se acercaron despacio para posar para la foto estrechándose las manos.
Videgaray, mano derecha de Peña, dijo que hay “irritación” por las nuevas políticas migratorias de Estados Unidos que afectan a unos seis millones de inmigrantes mexicanos en ese país, pero destacó que se acordó continuar el diálogo para superar los agravios y el ánimo negativo que existe.
“Es un hecho, como se puede constatar, que existe en los mexicanos preocupación e irritación ante lo que se percibe (como) políticas que pudieran ser perjudiciales para el interés nacional”, dijo en su mensaje.
“Las diferencias entre México y Estados Unidos subsisten y habremos de trabajar para llegar a acuerdos que sean en el interés de México y los mexicanos como habrá de hacerlo el Gobierno de Estados Unidos en el interés de su país, para superar los agravios, para superar los sentimientos negativos que el día de hoy prevalecen más que las palabras” agregó.
El encuentro se dio después de que el Gobierno de Trump dijera que planea considerar a casi todos los inmigrantes indocumentados como sujetos de deportación.
En sus nuevos lineamientos migratorios, Washington buscaría también enviar a inmigrantes no mexicanos que cruzaron la frontera sur de Estados Unidos de regreso a México mientras esperan una resolución sobre su caso, algo que Videgaray dijo es jurídicamente imposible.
Las tensiones por los temas migratorios, que también implican a decenas de miles de centroamericanos que atraviesan México, se sumaron en los últimos días a las rispideces por la intención de Trump de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que también incluye a Canadá.
El Senado mexicano ratificó el jueves al nuevo embajador en Estados Unidos, Gerónimo Gutiérrez, un diplomático de carrera que es el tercero en ese país en menos de un año, lo que muestra que al gobierno de Peña le ha costado encontrar la persona ideal que pueda lidiar con el cambiante gobierno de Trump.