La editorial de Gestión: "Pulso bajo"

La popularidad del presidente Ollanta Humala sigue cayendo según la última encuesta de Pulso Perú. Mucho de esto tiene que ver con los problemas de comunicación del gobierno central.

(Foto: Andina)
(Foto: Andina)

Tareas pendientes. La encuesta de Pulso Perú -realizada por Datum-, que publicamos todos los meses, revela que la popularidad de Ollanta Humala todavía no ve un fin a su largo y estrepitoso desplome (aunque es verdad que la caída se ha desacelerado en este último lapso).

Según los resultados de este mes, tan solo el 32% aprueba su gestión, mientras que un nada desdeñable 62% la desaprueba, estadísticas prácticamente inversas a las de hace cinco meses (en abril de este año, el presidente tenía 60% de aprobación y 34% de desaprobación).

Mucho de esto tiene que ver con los problemas de comunicación del gobierno central. Así, por ejemplo, en vez de capitalizar los importantísimos avances en la lucha contra el narcoterrorismo que supuso el abatimiento de los camaradas “Alipio” y “Gabriel”, a los pocos días, el presidente insertó el temor de una crisis en todos los peruanos. Gracias a estas declaraciones, en parte, el 61% de peruanos cree que el país está en crisis (nada más lejos de la realidad, por cierto). Asimismo, el 54% piensa que la situación económica de su familia empeorará el año entrante.

Otro ejemplo reciente de una falla de comunicación por parte del Gobierno es la reforma del sistema privado de pensiones. Particularmente, la incorporación obligatoria de los trabajadores independientes al sistema. No nos referimos al contenido de la reforma –al cual no nos oponemos necesariamente- sino al apresurado, poco ortodoxo y sigiloso camino que recorrió el proyecto antes de su implementación. Si el Gobierno se hubiese esforzado por suscitar un debate alturado alrededor de este asunto y si, a su vez, hubiese introducido incentivos para una implementación gradual, es probable que no se haya encontrado con un rechazo tan frontal por parte de los trabajadores y de la opinión pública (rara vez personas de izquierda y derecha coinciden en un punto).

Bueno, y no se puede dejar de lado el tema de la inseguridad ciudadana, que aparece como la primera preocupación de los peruanos en todas las encuestas, donde no parece haber ningún tipo de señal de mejora. Está claro, entonces, que si el presidente piensa retomar los niveles de aprobación que alguna vez tuvo no solo tiene que trabajar en los problemas del país, sino también en mejorar su relación con la ciudadanía.

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