EFE.- Sin haberse instalado aún en la Casa Blanca, el presidente electo, Donald Trump, ha agitado la política exterior de EE.UU. con sus intempestivos mensajes de Twitter, un estilo que ya se conoce como “diplomacia de los 140 caracteres”.
Desde Cuba a China, pasando por Rusia y Oriente Medio, Trump no se ha mordido la lengua al pronunciarse – siempre de manera muy telegráfica – sobre la actualidad internacional en su red social favorita, para estupefacción de las Cancillerías en todo el mundo.
A base de tuits espontáneos, el magnate inmobiliario ha hecho trizas los manuales de la diplomacia tradicional, más proclive a dedicar horas y horas de análisis al más alto nivel del Gobierno antes de emitir comunicados sobre política exterior.
Como candidato presidencial republicano, Donald Trump revolucionó la campaña electoral con el uso vehemente de Twitter para atacar sin piedad a sus rivales políticos o echar más leña al fuego de polémicas interminables.
Lejos de moderar su obsesión tuitera tras batir a la demócrata Hillary Clinton en las elecciones del 8 de noviembre pasado, el multimillonario, ya como presidente electo, ha exprimido el espacio de 140 caracteres que permite la red social del pajarito azul para proponer medidas que podrían conducir a un nuevo orden mundial.
La primera vez, desde que venció en los comicios, que Donald Trump tuiteó un comentario relevante sobre política exterior fue el 28 de noviembre, cuando avisó de que frenará la aproximación a Cuba que promueve el presidente de EE.UU., Barack Obama, si La Habana no ofrece a Washington un “mejor acuerdo”.
Bastaron 138 caracteres para amenazar con revertir una política clave del legado de Obama, aunque el empresario neoyorquino, que tiene 18 millones de seguidores en Twitter, no incluyó vídeo o enlace alguno para aclarar qué implica ese “mejor acuerdo”.
China también ha estado en el punto de mira del tuiteo del presidente electo, que a principios de mes arremetió contra el gigante asiático por “devaluar” su divisa y “construir un gran complejo militar” en las disputadas aguas del mar del Sur de China.
Ese toque de atención se produjo poco después de encajar críticas de las autoridades de Pekín por su conversación telefónica con Tsai Ing-wen, presidenta de Taiwán (territorio que China considera suyo), quien le llamó para felicitarle por su éxito electoral.
La llamada, confirmada por el magnate en un tuit, rompió casi cuatro décadas de sensible política exterior de EE.UU. hacia China y obligó a la Casa Blanca a salir al paso para recordar que el único Gobierno chino al que reconoce Washington desde 1979 es el de Pekín.
El alejamiento de China que parece abrazar el presidente electo coincide con un aparente acercamiento a la Rusia de Vladímir Putin, quien le envió la semana pasada una cálida carta de felicitación navideña con el deseo de “restaurar” las relaciones bilaterales.
Trump, que ha colgado unos 34,200 tuits desde que abrió su cuenta en 2009, publicó la misiva el viernes, justo el día en que aplaudió al mandatario ruso por declarar que Hillary Clinton y el Partido Demócrata perdieron las elecciones de forma “humillante”.
“Vladímir Putin dijo sobre Hillary y los Demócratas: ‘En mi opinión, esto es humillante. Uno debe ser capaz de perder con dignidad’ ¡Tan cierto!”, espetó el magnate en Twitter.
A golpe de tuit, Trump también abogó la semana pasada por “fortalecer y expandir” la capacidad nuclear de EE.UU. hasta que “el mundo entre en razón” respecto a las armas atómicas, idea que puesta en práctica podría desencadenar una carrera armamentística mundial.
Ni la ONU se libra de su compulsión tuitera: “Naciones Unidas tiene un gran potencial, pero ahora es solo un club de gente para reunirse, hablar y pasárselo bien. ¡Qué triste!”, escribió este lunes.
El comentario venía a colación de la decisión adoptada el viernes pasado por el Consejo de Seguridad para exigir a Israel el fin de sus asentamientos en territorios palestinos, aprobada gracias a una abstención de EE.UU. muy criticada – una vez más en Twitter – por Trump.
“Resiste Israel, el 20 de enero está cada vez más cerca”, tuiteó hoy el magnate en alusión a la fecha en la que será investido como cuadragésimo quinto presidente de Estados Unidos.
A menos que el multimillonario temple el uso de la red de “microblogging” cuando ponga pie en la Casa Blanca, la “diplomacia de los 140 caracteres” podría convertirse en un dolor de cabeza para el Departamento de Estado, gestor de la política exterior del país.
“Este estilo personal aparentemente impulsivo hace muy difícil que la burocracia del Departamento de Estado interprete a Trump y siga su ejemplo”, advirtió Shamila N. Chaudhary, experta del centro de estudios New America.
Sin embargo, no parece que el empresario de los casinos vaya a apagar su voz tuitera una vez jure el cargo, según su futuro portavoz en la Casa Blanca, Sean Spicer, quien adelantó este lunes que su “Twittermanía” será una parte “fascinante” de su Presidencia.
“Creo que su uso de las redes sociales en particular (…) va a ser algo nunca visto antes. Él tiene esta línea directa con el pueblo estadounidense”, agregó Spicer.
A la espera de su investidura, Trump continúa parapetado en Twitter mientras los medios le recuerdan que, cincuenta días después de ganar las elecciones, sigue sin dar la cara en una rueda de prensa, algo inédito en un presidente electo desde hace décadas.