En su evaluación sobre el desempeño del equipo jurídico del Perú ante el tribunal internacional de La Haya, el coagente José García Belaunde dijo sentirse contento y positivo, ya que “la Corte actúa en Derecho y hemos demostrado que la razón del Derecho nos ampara”. Este sería uno de los puntos principales que le dan confianza sobre el fallo que emitirá La Haya a mediados del 2013.
Dentro de ese aspecto —señaló el también excanciller— está el hecho de que “la Corte misma ha señalado que no se puede inferir, deducir o asumir que hay un tratado de límites; [en Chile] están infiriendo, a partir de prácticas y de terceros, que hay un tratado de límites”.
El segundo aspecto sería que el diferendo marítimo entre ambos países es un caso en el que “salta a la visa la inequidad”, cuando en todo proceso de delimitación marítima pretende tener un respaldo de equidad, en la medida de lo posible, aseveró García en declaraciones para Canal N.
Finalmente, resaltó que también “hay cosas que son obvias”, como el reclamo de Perú por el denominado triángulo externo. “Si hay un espacio marítimo de 28 mil km2 que está dentro de las 200 millas del Perú, ¿por qué Chile diría que le pertenece?”, agregó el coagente.
Reiteró crítica
Al ser cuestionado por la reacción del escritor peruano Álvaro Vargas Llosa en una carta abierta dirigida a la Cancillería, García Belaúnde dijo que el problema es el autor que “solo leyó la parte chilena, le faltó leer la parte peruana o no escuchó los argumentos”.
También expresó que Vargas Llosa “tiene derecho a ser pesimista, pero si uno se atreve a decir con tanto énfasis que vamos a perder, lo mínimo que espero es argumentos que no sean solo de la otra parte, porque hay dos partes”.
Además, defendió a la Cancillería peruana sobre el “cambio de mentalidad” al que se refirió el escritor en dicha misiva y la calificó de injusta. “Cuando era Canciller, nos tocó negociar la aprobación del TLC con Estados Unidos, el impasse en la negociación del acuerdo comercial con Unión Europea”, señaló.
También resaltó que la Cancillería estuvo a cargo de recrear una relación bilateral deteriorada con Japón, que culminó con en un acuerdo comercial, al igual que con China, así como la creación de la Alianza del Pacífico.
