(Bloomberg) El descenso de Donald Trump en la contienda electoral a lo largo de toda la semana comenzó cuando se presentó en el primer debate sin preparar y ansioso por pelear. El jueves por la noche, el candadito vicepresidencial republicano Mike Pence contribuyó a frenarlo haciendo justamente lo opuesto.
Sereno y mesurado, Pence hizo alarde de su preparación para la confrontación vicepresidencial con el demócrata Tim Kaine, rechazando a un adversario fulminante que lo interrumpía.
El gobernador de Indiana se preparó para el debate “desde la noche que recibió la llamada del Sr. Trump”, dijo un colaborador de campaña a ABC News, reclutando al gobernador Scott Walker como sustituto de Kaine durante las sesiones de práctica la semana pasada.
El desempeño estable de Pence, que tuvo lugar luego de una triste semana de heridas auto-infligidas y cifras flojas en las encuestas para la campaña de Trump, marcó un contraste con el primer debate precario de Trump con la demócrata Hillary Clinton, pero quizá no haya logrado que la fórmula republicana esté más cerca de la Casa Blanca.
El 48% de los votantes que lo vieron, dijeron que Pence se impuso en el debate frente a 42% que dieron como ganador a Kaine, según una encuesta de CNN.
En un grupo focal del encuestador republicano Frank Luntz para CBS News, 22 participantes dijeron que Pence ganó en tanto sólo cuatro dijeron que se impuso Kaine, pero cuando se les preguntó cuántos cambiarían entonces sus votos, la respuesta fue cero.
Pence ocupó una proporción mayor que Kaine en la conversación sobre el debate en Twitter y Facebook, dijeron las empresas.
Pence, de 57 años, se impuso en el debate del martes, eludiendo serenamente los ataques con pinceladas amplias evitando a la vez caer en refutaciones a exabruptos contra el carácter de su compañero de fórmula. A muchos republicanos les gustaría que la actitud de Pence sirviera de modelo para cuando Trump debata por segunda vez con Clinton el domingo, pero el contraste entre ambos republicanos resulta ineludible.
“Siento que ahora necesitamos un debate Pence-Trump sobre Rusia. Porque nunca he escuchado opiniones tan distintas”, dijo en Twitter Brian Walsh, ex colaborador de la cúpula republicana del Senado.
Walsh se refería a un diálogo sobre el presidente ruso, Vladimir Putin, a quien Pence calificó de “líder pequeño y prepotente” cuyas provocaciones “deben ser enfrentadas con la fuerza estadounidense” pese a que Trump ha elogiado a Putin describiéndolo como fuerte y efectivo, más fuerte, en comparación, que el presidente Barack Obama.
“Me hace muy, muy feliz defender a Donald Trump”, insistió Pence en otro momento. “Si él quiere tomarlas una por una, las tomaré una por una”.
Kaine replicó, “’Más países deberían conseguir armas nucleares’. Trate de defender eso”. Pence intervino: “Bueno, nunca dijo eso, Senador”. Kaine respondió, “Por supuesto que lo dijo. Arabia Saudita, Corea del Sur, Japón”.
Kaine hizo valer su argumento, pero el debate siguió adelante, y Pence, a diferencia de Trump, que pareció quedar a la deriva ante los ataques de Clinton, demostró en gran medida que el intercambio lo dejaba imperturbable.