(Bloomberg) Daniel Scioli, que en las primarias de esta semana surgió como el principal candidato a convertirse en el próximo presidente de la Argentina, domina el arte de ser muchas cosas para mucha gente, ofreciendo a los votantes un lienzo brillantemente vago en el cual puede proyectarse mucho.
Es por eso que los argentinos todavía se siguen preguntando si continuará con los controles monetarios y la intervención del Estado que impuso la actual presidenta Cristina Fernández de Kirchner o se acercará a las políticas más de libre mercado de su anterior mentor, el ex presidente Carlos Menem, tras las elecciones de octubre.
“Es muy difícil decir ‘Scioli es esto y va a hacer esto’”, señaló Juan Cruz Díaz, director gerente de Cefeidas Group, firma de asesoramiento político y normativo. “La gran pregunta es en qué medida las convicciones de cambio de Scioli llegarán a alinearse y convencer a todo el espectro de legisladores, gobernadores y sindicatos de aprobar las reformas”.
La mezcla ecléctica de modelos de conducta de Scioli es evidente en una galería de figuras de cera que se encuentran sobre una cancha de fútbol cubierta que construyó en las afueras de Buenos Aires. Allí, codo a codo, están Guevara y Churchill, así como los presidentes estadounidenses Barack Obama y Bill Clinton, héroes inusuales para un latinoamericano asociado al populismo de izquierda.
Accidente en el río
Scioli, de 58 años, es gobernador de Buenos Aires, un hombre de negocios y un ex campeón de motonáutica que perdió un brazo en un accidente en el río durante una carrera. Con frecuencia hace referencia al hecho como una prueba de su negativa a rendirse ante obstáculos enormes. Su ambición y su empuje son indudables. Su orientación política es menos clara.
Fue vicepresidente del difunto esposo de Fernández, Néstor Kirchner, y respaldó la política de la presidenta de entrar en cesación de pagos antes que pagarles a los fondos de cobertura que demandaron a la Argentina por la deuda impaga. Pero también en 2003 recibió una carta de Jeb Bush, ex gobernador de Florida y candidato presidencial republicano, en la que le agradecía haber apoyado a Miami como centro del acuerdo de libre comercio propuesto por su hermano, el entonces presidente Geroge W. Bush, informó en aquel momento el diario La Nación.
Carlos Corach, que también fue funcionario durante el gobierno de Menem, dice que la capacidad del candidato para adherir a ideologías opuestas es un reflejo del movimiento creado por ex presidente Juan Domingo Perón.
“La columna vertebral del sistema político argentino desde 1946 es un movimiento político llamado peronismo, que es multifacético, lo que le permite cambiar de acuerdo con las necesidades del país”, declaró telefónicamente Corach.
“El mercado todavía tiene un saludable grado de escepticismo sobre lo que verdaderamente representa Scioli pero se siente algo más cómodo con la idea de que una presidencia de Scioli de todos modos puede constituir una plataforma de cambio, si bien es cierto que será una más gradual”, dijo Patrick Esteruelas, analista sénior de la administradora de carteras Emso Partners.