(Reuters/AFP) El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas volcó el miércoles por primera vez su atención a la creciente crisis en Venezuela, y Estados Unidos advirtió de las consecuencias de la “grave inestabilidad” en el país.
Cientos de miles de personas han salido a las calles en la nación de 30 millones de habitantes, enojados por la escasez de alimentos, una crisis en el sector salud y una creciente inflación. Al menos 43 personas han muerto por hechos violentos que han rodeado las manifestaciones.
“Estamos comenzando a ver una grave inestabilidad en Venezuela”, dijo la embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, Nikki Haley, a periodistas después de la reunión a puertas cerradas del Consejo de Seguridad, que se llevó a cabo a pedido de Washington.
“El propósito de esta reunión era asegurarnos de que todos están al tanto de la situación no estamos buscando una acción del Consejo de Seguridad”, añadió.
El presidente Nicolás Maduro culpa a la oposición por la crisis del país petrolero y de las muertes que han ocurrido en varias ciudades. Además, acusa a sus adversarios de intentar derrocarlo con un golpe de Estado apoyado por Washington.
“La comunidad internacional necesita decir ‘respeten los derechos humanos de su pueblo’ o esto irá en la dirección que hemos visto en otros”, dijo Haley. “Ya hemos estado en esta situación en Siria, con Corea del Norte, con Sudán del Sur, con Burundi, con Myanmar”, añadió.
Los manifestantes venezolanos exigen elecciones anticipadas, libertad para los activistas encarcelados, ayuda externa para contrarrestar la crisis económica y autonomía para el poder legislativo -la Asamblea Nacional-, controlado por la oposición.
Un alto funcionario de asuntos políticos de la ONU informó al Consejo de Seguridad de 15 miembros sobre la situación.
El embajador uruguayo ante la ONU, Elbio Rosselli, presidente del Consejo de Seguridad durante mayo, dijo que en este momento Uruguay creía que la crisis venezolana debía abordarse dentro de la región.
Por su parte, el embajador de Venezuela ante la ONU, Rafael Ramírez, acusó a Estados Unidos de alentar a elementos violentos dentro del país sudamericano para derrocar al gobierno de Maduro. Haley agregó que Washington no convocó a la reunión del consejo para entrometerse.
“Esta interferencia de Estados Unidos estimula la acción de grupos violentos en Venezuela”, dijo Ramírez, tras mostrar fotografías de vandalismo del que culpó a la oposición.
Venezuela rechazó por su lado la “injerencia” de Estados Unidos en la crisis que ha dejado ya 43 muertos en las últimas siete semanas, y aseguró en la ONU que resolverá sus problemas por su propia cuenta.
Para Venezuela y otros países como Bolivia y Uruguay, la discusión en el Consejo no es necesaria porque aseguran que no hay riesgos para la paz o la seguridad internacional.
Gran preocupación
Hablar de Venezuela en el Consejo fue un intento de “prevención” porque “ya hemos ido por este camino antes, con Siria, Corea del Norte, Sudán del Sur, con Burundi, con Birmania”, dijo la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley.
“Claramente estamos empezando a ver una grave inestabilidad en Venezuela”, indicó.
La crisis “no está mejorando, está empeorando y lo que estamos tratando de decir es que la comunidad internacional necesita decir ‘respeten los derechos humanos de su pueblo’ o esto irá en la dirección a la cual hemos visto a tantos dirigirse”, advirtió.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, se declaró por primera vez muy preocupado por Venezuela y dijo que está en contacto con varios mediadores para facilitar una salida a la crisis.
“Venezuela es para mí una gran preocupación” por las dificultades políticas y la violencia pero también por sus “gravísimas dificultades económicas y sociales”, dijo Guterres en Estrasburgo, Francia, junto al presidente del Parlamento Europeo.
Injerencia
El embajador venezolano ante la ONU, Rafael Ramírez, denunció tras la reunión del Consejo “la postura injerencista” de Washington que en su opinión “alienta a los grupos más violentos”.
“Venezuela resolverá sus problemas internos. Lo haremos nosotros mismos”, declaró, mostrando una serie de fotos de supuestos manifestantes armados y de tanquetas de la Guardia Nacional incendiadas.
Haley asegura que Venezuela está “al borde de la crisis humanitaria” y que la comunidad internacional debe trabajar de manera conjunta para garantizar que el presidente Nicolás Maduro “devuelva la democracia al pueblo”.
La oposición venezolana exige elecciones generales y rechaza una Asamblea Constituyente “popular” convocada por Maduro, por considerarla un “fraude” con el que busca perpetuarse en el poder.
“Manifestantes pacíficos han sido heridos, arrestados e incluso han muerto a manos de su propio gobierno. No se encuentran medicinas, los hospitales no tienen suministros y es difícil hallar comida”, dijo Haley.
Las protestas que se suceden a diario desde el 1 de abril tienen como combustible un grave deterioro económico y social en el país petrolero, con severa escasez de alimentos y medicinas, la inflación más alta del mundo y una criminalidad desbordada.
El secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, ha denunciado una “verdadera tragedia” en Venezuela.
Venezuela decidió retirarse de la Organización de Estados Americanos (OEA). Los cancilleres de las Américas se reunirán el 31 de mayo para discutir la situación.
Haley dijo que Estados Unidos apoya la reunión de la OEA pero que si el gobierno venezolano no escucha a su pueblo “ciertamente estaremos escuchando esto en el Consejo de Seguridad, porque será un problema real no solo en la región, sino internacionalmente”.
El embajador de Uruguay, que en este momento preside el Consejo de Seguridad, explicó que Venezuela no es un tema en la agenda del organismo y dijo que en su opinión “no debe serlo”.
“El Consejo no adoptó ninguna decisión” sobre Venezuela, dijo el embajador Elbio Rosselli. El tema no está en la agenda “y a mi juicio no tiene por qué estar. Uruguay prefiere mantener esto en los organismos regionales”, sostuvo.
El embajador de Bolivia ante la ONU, Sacha Llorenti, que también integra temporariamente miembro del Consejo, fue más allá. “Esta es una clarísima intención intervencionista” de Estados Unidos, denunció.
“Estados Unidos no es un mediador, ha adoptado una posición y ha apoyado a la oposición. Por eso esta reunión más que ayudar a resolver el problema es un obstáculo”, aseveró.